jueves, 26 de junio de 2014

Las acequias de careo y las amunas.-

Resulta sorprendente estudiar cómo nuestros antepasados gestionaban el agua mediante métodos avanzados que requerían un cierto dominio de la ciencia y de la técnica; y más extraordinario todavía, el fuerte paralelismo en algunos esquemas de gestión, como es el caso de las acequias de careo de Sierra Nevada y de la Alpujjarra  y las amunas del Perú en la falda de los Ándes Ambos sistemas contra la escasez de agua guardan fortísimas analogías, a pesar de remontarse a varios siglos atrás y tener “un océano por medio”.

Los moriscos de la Alpujarra, ya en el siglo XII, utilizaban las aguas del deshielo para su infiltración en zonas altas de la falda de la montaña, mediante acequias y llanuras de inundación, para su incorporación en el circuito subterráneo del macizo cristalino. Este cultivo de agua se recupera, meses después, en fuentes y manantiales aguas abajo.
Este mismo esquema, con escasas variaciones, se puede apreciar en el legado de la época precolombina en varias zonas de Perú, y en bofedales de otros países andinos como Colombia
Careos de la Alpujarra

Estos esquemas, a pesar de estar tan distantes, presentan varios elementos en común, de los que destacaría tres: son sistemas de gestión tan válidos que no han desaparecido con el paso de los siglos, estandartes de la “siembra o cultivo de agua” y requieren una gestión comunal.

Analizando sus analogías y diferencias entre sistemas como los careos de la Alpujarra granadina y las amunas de San Andrés de Tupicocha y Huarochiri (hijo integral del agua), cabe destacar la similitud de ambos escenarios, suelen ser quebradas profundas en la falda de cordilleras imponentes, con gran dependencia del cultivo y un régimen de precipitaciones irregular.

Acequia de careo de Capileira

Atendiendo a su función se diferencian dos tipos de acequias en Sierra Nevada:

- Acequias de riego: Su principal función es el transporte del agua a los cultivos, generalmente desde los cauces fluviales a sistemas abancalados (Navarro, 1983).
- Acequias de careo: Su función es facilitar la infiltración del agua que corre por los cauces, principalmente en zonas de bajas pendientes durante el período de deshielo (primavera), para aprovechar estos recursos para el regadío en el periodo estival, disponiendo así de una cantidad más regular de agua durante todo el año.

El “sembrado del agua” se lleva a cabo en zonas altas y mediante una acción comunal, involucrando a la población local hasta el punto de formar parte de la idiosincrasia de la población, que se refleja en festividades como “la fiesta de la vida” y otros ritos, llegando a constituir un “centro del mundo social y espiritual”.

Se trata de un elemento con influencia en la ordenación territorial, con asentamientos junto a manantiales en laderas o bofedales, conectados hidráulicamente con zonas bien identificadas a altitudes de incluso más de mil metros, con fuertes pendientes y, en consecuencia, un gradiente hidráulico muy alto, que facilita la gestión hídrica a corto y medio plazo.


Ambas civilizaciones demostraron un excelente conocimiento del comportamiento hidrogeológico del medio. Los acequieros de Sierra Nevada indican su convencimiento de que los árabes ya utilizaban técnicas de trazadores, mediante unos “colorantes parecidos a la gena”, para caracterizar el macizo rocoso. En cualquier caso son técnicas hidrogeológicas avanzadas que despiertan admiración.

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