martes, 1 de julio de 2014

El agua y los sistemas de elevación e impulsión y el regadío en la España árabe-

Los dos sistemas de regadío tradicionales todavía vigentes en la actualidad provienen de la época musulmana, además de las canalizaciones de agua o acequias, por las que corría el agua de los ríos o de los manantiales, sirviéndose de los desniveles del suelo. En la utilización de las aguas fluviales emplearon los azudes o presas, y los alquezares o cortes.

Para sacar el agua de pozos, ríos o fuentes, manantiales  se utilizan diversos medios: la polea, el torno de mano horizontal, el cigüeñal y las ruedas elevadoras.

A partir del siglo X proliferan por toda la geografía de al-Andalus las norias accionadas por energía hidráulica “naura”, se destinaban a la elevación de agua, al manejo de molinos para la industria textil y la fabricación de papel.
Noria cordobesa
El término noria proviene del árabe ´ūra y se refiere a todos los artilugios para la elevación de agua compuestos de ruedas. Se distingue entre las norias de corriente, ruedas verticales sin engranajes situadas en ríos o canales accionadas por el agua también llamadas en algunas zonas aceñas , y norias de sangre, accionadas por tracción animal que se utilizan para elevar aguas captadas a través de pozos de hasta 10 m de profundidad. Estas norias tienen una mayor complejidad que las de corriente pues requieren conocer la transmisión de fuerzas a través de engranajes y de ahí que Caro Baroja (1954) las considere la verdadera invención de los árabes. Glick (1979) señala que la noria andalusí no está relacionada con la típica noria bereber del norte de África. Más bien tanto la propia noria como los cangilones están inspirados en el modelo sirio. A su vez, los andalusíes introdujeron este tipo de noria en Marruecos así como en las tierras cristianas a través de la migración de los agricultores mozárabes.

Otro procedimiento de captación de recursos hídricos es la presa de derivación o azud que, construida transversalmente en un río permite acumular agua, elevar su nivel y derivarla a una acequia o canal de distribución usada principalmente para riego. Como ya se ha mencionado, en el sureste árido español eran frecuentes los diques temporales o boqueras en corrientes efímeras aunque desde épocas anteriores a la islámica. El término árabe azud ha tenido más connotación de derivación de agua antes que de acumulación y retención para lo que es más apropiado el vocablo de presa.
Azud principal en Murcia


Lo que posibilitó la utilización de las norias para la extracción de agua de los pozos fue sustituir la fuerza motriz del  agua por la de las bestias de carga, lo que permitió accionar la máquina sin necesidad de la existencia de agua corriente. No era fácil construir el mecanismo de rueda y piñón que convierte el movimiento horizontal en un giro vertical. Los carpinteros construían las dos ruedas con maderas de diferente dureza para que la más débil actuara como fusible de cualquier accidente mecánico y pudiera ser fácilmente sustituible.

Para la distribución del agua de regadío se desarrollaron complejas y extensas redes de acequias que se dividían sucesivamente en conducciones menores en una estructura arborescente hasta llegar a cada uno de los predios que regaban y así alcanzar grandes extensiones de regadío intensivo.


Si la captación se hacía en una corriente de agua, a veces era necesario recurrir al azud para la derivación hacia el canal. Acequia o noria que se encargaba de conducir o elevar el agua.

La clasificación de las aguas que realizaban los tratadistas musulmanes se basaba en un criterio de procedencia a partir del cual establecen cuatro grupos diferentes: lluvia, ríos, pozos y fuentes, cada una de ellas con sus propiedades y efectos sobre los cultivos. La clave para aumentar la superficie de regadío era el aprovechamiento óptimo de los recursos existentes, en las zonas donde estos recursos eran más escasos, las aguas de los baños eran reutilizadas después para el riego. Tal es el caso de los baños de Alhama de Murcia, que ya a mitad del siglo XIII servían para regar las tierras de la alquería, práctica que se ha mantenido hasta ahora.

En la huerta murciana se utilizaban también unas ruedas elevadoras conocidas como “dawlab” nombre de origen persa. El término “saniya” se destinaba a la noria de sangre, ya conocida por los romanos y también difundida en al-Andalus por los árabes. Se dice que fueron los sirios quienes las trajeron ya en el siglo XIII. Ar-Razi nos habla del sistema de regadío del Segura, muy similar al del Nilo en Egipto. La palabra aceña viene del árabe aceniya, derivando en el Levante en ceña, sini, senia, saniya o noria de sangre y tienen un gran interés porque se le pueden acoplar bestias de tiro y llegar a elevar gran cantidad de agua.. Eran construidas por los maestros ceñeros, normalmente en madera de morera, estableciendo un sistema de engranajes entre la rueda y la contrarueda que permitían elevar el agua de distintas profundidades sin modificar más que la longitud del rosario de canguilones. Se situaban en puntos sin aguas superficiales o en pozos excavados junto a brazales. Otras similares y más simple fueron el arte y el ceñil.
Noria de sangre Pozo de los Frailes. Cabo de Gata Almería

La rueda de corriente baja, noria, ñora o añora consiste en disponer una estructura radial de madera, en cuyo perímetro, en la dirección de los radios, se colocan unas paletas de madera, planas y rectangulares. Los musulmanes fueron grandes difusores de un procedimiento creado por ingenieros helenos, en el siglo VI antes de Cristo, como el ingeniero griego Eupalinos.


De reconocida transcendencia, la teoría del sifón, ya conocida en una provincia de España, ocho siglos antes de que se presentara en España como una auténtica novedad.

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