Para captar aguas subterráneas se utilizaron pozos y, quizá lo más conocido y relevante de las canalizaciones de agua en el mundo árabe, el famoso “qanä” que consiste, en un conducto construido bajo tierra para extraer el agua de corrientes subterráneas mediante la construcción de series de pozos que se comunican entre sí. El pozo principal es llamado «pozo madre» y es el verdadero. Los restantes no son, en realidad, más que respiraderos. Su origen y difusión es casi paralelo al de la noria. Este sistema alcanzó gran importancia, pues ofrecía ventajas nada desdeñables: ocupaban menos espacio que los canales de superficie, evitaban la evaporación masiva y permitían la construcción de norias.
Es una técnica conocida desde muy antiguo en el-Andalus, introducida por los Omeyas y abundante en muchas zonas de Mallorca, Madrid y Alicante, donde los arquitectos o expertos se servían de los zahories (del árabe zuharï) para detectar la localización de las aguas subterráneas. Goblot (1979) define los qanats como una técnica de carácter minero, no de regadío, que consiste en explotar capas de aguas subterráneas (acuíferos) por medio de galerías de drenaje, ya que las minas existían mucho antes de la aparición de los primeros qanats. El uso del «qanat» antecede al de los acueductos. Los romanos emplearon esta técnica, según testifican los restos de «qanats» de Tunicia y Lyon. Los musulmanes extendieron su uso en el norte de Africa (donde se llaman foggaras) y en España. Los ejemplos mejor estudiados en nuestro país son los de Madrid y Crevillente, en el Reino de Valencia.
La galería está conectada con la atmósfera a través de unos pozos o lumbreras, separados entre 5 y 20 m, que sirven para airear la captación y para extraer los materiales derivados de la construcción de la galería. Alrededor de los pozos se construye un reborde para mantenerlos limpios. El primer pozo o pozo madre se utiliza para localizar el acuífero y, posteriormente, la galería se construye desde su punto de salida hasta el pozo madre (Argemí et al., 1995). Esto último lo distingue del término mina que aunque también se trata de una galería que toma agua de un acuífero, se excava al revés y no suele tener pozos de ventilación.
Las zonas más favorables para la instalación de qanats son los piedemontes situados delante de las líneas montañosas y formados por materiales permeables. La meseta iraní reúne particularmente todas estas condiciones. Dentro de ellos, los conos de deyección son los lugares mas idóneos para su localización. Asimismo, se requiere una cierta pendiente, no muy elevada, en la galería (entre el 1 y el 2‰).
El caso más significativo es el de Madrid que viene de “Majerit” y este del árabe “Mayrit” que significa “Arroyo matriz” o lugar “donde abundan los mayra”, conducciones de agua. Algunos arabistas relacionan el nombre de “Maghrit” con una red de corrientes subterráneas. Algunas veces parece que se habla de un fenómeno natural y a veces de un sistema construido por los primeros constructores árabes llegados a Madrid. También se relaciona con “Magra o Madra” que quiere decir curso de agua y con el sufijo “it”que significa abundante. El Madrid premusulmán no ofrecías las condiciones óptimas, ya que no había fuentes naturales y los arroyos eran insignificantes. Sin embargo, hacia la mitad del siglo IX, Muhammad Ibn al Rahman fundó una plaza fuerte, cuya misión era la de proteger la sede del reyno de Toledo y le puso el nombre de “Mayrit y debe su ubicación y fundación como una fortaleza en el año 871 a la red de qanats establecida por iraníes incluidos entre las compañías omeyas.
Posteriormente, y debido a la calidad y abundancia de esta agua, fue elegida por Felipe II en 1561 como capital del reino en lugar de Toledo. López-Camacho et al. (2005) señala que Madrid se abasteció por este medio durante diez siglos, entre el IX y el XIX, habiéndose inventariado 124 km de galerías.
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