Investigadores de la Universidad
Politécnica de Madrid han llevado a cabo un estudio de los hábitos de consumo
de alimentos y de los patrones de desperdicio de los mismos en los hogares
españoles para evaluar los impactos en los recursos hídricos domésticos e
identificar posibles vías para evitar malgastar agua.
Las conclusiones señalan que el
tipo de dieta influye más que el desperdicio de productos en la huella hídrica
relacionada con los alimentos. Así, la opción de ingerir dietas más sostenibles
y saludables podría generar importantes beneficios colaterales en el medio
ambiente en relación con la tierra, la energía y el agua.
Se estima que para el año 2050
seremos más de 9 mil millones de personas en el mundo. Este aumento de
población, junto con el hecho de vivir en una sociedad cada vez más urbana,
hace que nos enfrentemos a un reto de grandes dimensiones: producir más
alimentos con el fin de abastecer a toda la población mundial con unos patrones
de consumo cambiantes.
Según la FAO (Organización de
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), se necesitará producir
entre un 50-60% más de alimentos en las próximas décadas y, todo ello, sin
comprometer el medio ambiente y bajo un escenario de cambio climático.
Durante los últimos años, la
mayoría de los esfuerzos para abordar este problema se han centrado en explorar
vías para aumentar la producción global de alimentos, es decir, incrementar la
oferta.
Sin embargo, de un tiempo a esta
parte los esfuerzos también se están centrando en mejorar los hábitos y
patrones de consumo, puesto que se está demostrando que una mejor gestión de la
demanda tiene implicaciones positivas tanto para la salud como para el medio
ambiente.
Dado que la agricultura
representa alrededor del 70% de todos los usos relativos al consumo del agua y
que la competencia por dicho recurso conduce a un aumento de problemas de
escasez en muchas partes del mundo, el agua es uno de los principales factores
limitantes de la producción agrícola, por lo que su manejo y gestión es de
vital importancia.
CEIGRAM
En el Centro de Estudios e
Investigaciones para la Gestión de Riesgos Agrarios y Medioambientales
(CEIGRAM) -un centro mixto de investigación de la Universidad Politécnica de
Madrid, la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA) y AGROMUTUA-MAVDA- se
han llevado a cabo diversos trabajos que han abordado la relación entre
dietas-volumen de agua necesaria para producir sus ingredientes, como el
estudio realizado por Alejandro Blas, Alberto Garrido y Bárbara Willaarts comparando
la dieta americana (EEUU) y mediterránea.
Los mismos autores han llevado a
cabo recientemente otra investigación que se ha centrado en estimar la huella
hídrica (es decir, la cantidad de agua necesaria para producir un bien o, como
en este caso, un conjunto de productos alimentarios) de la dieta y del
desperdicio alimentario en hogares durante un año.
Además, se ha estudiado el origen
geográfico de todos los productos contenidos en ella para estimar el origen del
agua que se usa para producir dichos bienes y estimar la cantidad de agua
“importada” desde otros países que utilizamos.
Resultados
Los resultados mostraron que,
para el período analizado (octubre 2014-septiembre 2015), la huella hídrica del
consumo por hogar en España es de 52.933 hm3, lo que equivale a 3.302 litros
por persona y día.
Esto equivaldría a la misma
cantidad de agua que se utilizaría en unas 33 duchas de cinco minutos por
persona y día. Los productos que representan el mayor porcentaje de huella
hídrica total son la carne y las grasas animales (26%) y el conjunto de
productos lácteos (21%). Por otro lado, aproximadamente el 41% de la huella
hídrica proviene de otros países, es decir, es “agua virtual importada”.
Los principales países de origen
son Túnez, Portugal y Francia. En cuanto a la huella hídrica asociada al
desperdicio de alimentos (tanto los que sobran en el plato como los que caducan
y/o se estropean antes de consumirlos) se ha estimado en 2.095 hm3 para toda
España, equivalente a 131 litros (o a una bañera llena de grandes dimensiones)
por persona y día.
Como señala Alejandro Blas, uno
de los investigadores participantes en este y otros estudios relacionados con
la temática considerada “aunque una parte de la población todavía sigue una
dieta mediterránea, los actuales patrones de consumo españoles están cambiando
hacia una alimentación con mayor consumo de carne y productos azucarados
respecto a las raciones recomendadas”.
Dieta mediterránea
Así pues, y a la luz de estos
resultados, concluye “mantener una dieta mediterránea en la que las frutas,
verduras y pescado representan una mayor porción de la ingesta de alimentos,
proporcionaría un gran ahorro de agua en los hogares”.
Los múltiples conjuntos de datos
requeridos para este tipo de estudios ponen de manifiesto las dificultades para
obtener estimaciones del consumo y desperdicio de alimentos y su relación con
la gestión del agua. Es necesario continuar con la investigación en este ámbito
para desarrollar enfoques metodológicos estándar que ayuden en la formulación
de políticas y recomendaciones.
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