martes, 17 de octubre de 2017

Catalunya ya bebe aguas residuales depuradas



El Port de la Selva recarga con agua tratada en la depuradora el acuífero que luego abastece a la población
El año pasado se emplearon en la comunidad 30 hectómetros cúbicos para riegos, limpieza de calles, campos de golf o industria
Antonio Madridejos. El Periódico 15.10.17

El Port de la Selva, una pequeña localidad de la Costa Brava, ha dado un paso al frente para convertirse en el primer municipio de Catalunya que emplea agua regenerada -aguas residuales depuradas y filtradas- para abastecer las necesidades urbanas, al estilo de lo que ya sucede en zonas de California, Israel y otros territorios muy avanzados en sistemas de tratamiento. El Port de la Selva no solo riega los jardines públicos o limpia las calles con agua procedente de la depuradora, sino que el 15% del agua que sale por los grifos domésticos también tuvo su origen, aunque lejano, en la red de alcantarillado.
El año pasado se reutilizaron en Catalunya más de 30 hectómetros cúbicos procesados en depuradoras con un tratamiento avanzado de regeneración, el conocido como sistema terciario, según datos de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA). En lugar de ser vertida en los ríos, ese agua se destinó a riego agrícola, de zonas urbanas y de campos de golf, así como para recarga de acuíferos, caudales de mantenimiento en ríos y usos industriales. "Son 30 hectómetros cúbicos que nos evitamos extraer del medio, lo que supone un ahorro y un beneficio ambiental", destaca Jordi Molist, director del Área de Abastecimiento de la ACA.  

Baja el nivel de los pozos
Debido a su situación geográfica aislada, El Port de la Selva no dispone de conexión con la red general de distribución de agua y no tiene más remedio que abastecerse de los acuíferos. En años con lluvias abundantes eso no es ningún problema, pero cuando llega la escasez, una situación relativamente habitual, el nivel de los pozos baja y se llenan de agua salada procedente del mar. Durante los meses de verano, además, los 1.000 habitantes de El Port de la Selva se convierten en 10.000. La demanda anual del municipio ronda los 300.000 metros cúbicos.
Así que hace ya una década el ayuntamiento, el Consorcio de la Costa Brava y la ACA se pusieron manos a la obra para buscar un suministro alternativo. "Durante la sequía de los años 2007 y 2008, extraíamos del acuífero mucha más agua de la que entraba. Estábamos en situación muy preocupante", recuerda el alcalde de El Port de la Selva, Josep Maria Cervera. Una crisis similar se vivió durante el verano del 2016.
Una desalinizadora resultaba muy cara, además de tener unos requerimientos energéticos elevados, mientras que la conexión con la red habría significado, además de una inversión superior a los cuatro millones de euros, agotar todavía más la cuenca del Muga y el embalse de Boadella, que ya sufren una endémica escasez de recursos. Boadella, por ejemplo, se encuentra en estos momentos al 38% de su capacidad máxima. Y así surgió la idea de reutilizar las aguas residuales que hasta entonces, previo paso por la depuradora, no tenían ningún uso y se arrojaban al mar. "Llegamos a esta situación por necesidad", prosigue el alcalde. "Era la alternativa con menos impacto", destaca el Consorcio de la Costa Brava.
Aunque El Port de la Selva emplea desde hace años agua de la depuradora para riego, limpieza urbana o extinción de incendios -el municipio dispone desde el 2004 de una doble red de distribución-, en noviembre del 2015 empezó una prueba piloto para comprobar si esa misma agua podría emplearse en los hogares. El programa, que contaba con financiación europea, se llamaba DemoWare

La infiltración en el terreno
Además de la depuración propia de la planta, el nuevo sistema añade un tratamiento con fangos para eliminar (aún más) el fósforo, el amonio y el nitrógeno, una posterior desinfección con rayos ultravioleta y un almacenamiento en unos depósitos. Finalmente, ese agua (200 metros cúbicos diarios) se deposita en tres balsas situadas en la zona alta del municipio, en Malajambota, para que se infiltre en el terreno, lo que le conferirá un plus de depuración y mineralización. No se inyecta, sino que se infiltra poco a poco por medios naturales. "Si pese a todo algún día se detectara que el agua no alcanza la calidad suficiente, se produciría una parada inmediata de la recarga", subraya el proyecto DemoWare.  
Al cabo de un año (entre 12 y 14 meses), ese agua acabará mezclándose en los acuíferos con la procedente de la lluvia. Así que, una vez concluido el proceso, parte del agua que bebe actualmente El Port de la Selva puede decirse que tuvo su origen en la depuradora. Los especialistas estiman que es aproximadamente un 15%. La presencia de microcontaminantes o bacterias es controlada diariamente y nunca se han detectado nada anormal. "Es agua depurada pero no con los estándares normales, sino mucho más altos", destaca el Consorci de la Costa Brava, que se encarga de la gestión de las balsas.
El único problema es que el agua captada del alcantarillado tiene en ocasiones una ligera salinidad, procedente de filtraciones del mar, que resulta muy difícil de eliminar. En cualquier caso, esa salinidad aflora de forma natural en el acuífero por el mismo motivo.  
"Para nosotros, estos aportes suplementarios son la diferencia entre sufrir y no sufrir, entre aplicar restricciones o no aplicarlas -añade Cervera-. Ahora El Port de la Selva es uno de los pocos municipios autosuficiente en agua de toda la costa". El alcalde también destaca que otro objetivo es lograr que las industrias del pueblo empleen para su actividad agua directa de la depuradora. "Al principio había vecinos que veían esto con un cierto temor, como sucede con todas las cosas nuevas, pero ahora ya no se discute", concluye. 


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