El Port de la Selva recarga
con agua tratada en la depuradora el acuífero que luego abastece a la población
El año pasado se emplearon
en la comunidad 30 hectómetros cúbicos para riegos, limpieza de calles, campos
de golf o industria
Antonio Madridejos. El Periódico 15.10.17
El Port de la Selva, una pequeña localidad de la Costa Brava, ha dado un paso al
frente para convertirse en el primer municipio de Catalunya que emplea agua regenerada -aguas
residuales depuradas y filtradas- para abastecer las necesidades urbanas, al
estilo de lo que ya sucede en zonas de California, Israel y otros
territorios muy avanzados en sistemas de tratamiento. El Port de la Selva no
solo riega los jardines públicos o limpia las calles con agua procedente de la
depuradora, sino que el 15% del agua que sale por los grifos domésticos también
tuvo su origen, aunque lejano, en la red
de alcantarillado.
El año pasado se
reutilizaron en Catalunya más de 30 hectómetros cúbicos procesados
en depuradoras con un tratamiento avanzado de regeneración, el conocido
como sistema terciario, según datos de la Agència Catalana de
l'Aigua (ACA). En lugar de ser vertida en los ríos, ese agua se
destinó a riego agrícola, de zonas urbanas y de campos de golf, así como
para recarga de acuíferos, caudales de mantenimiento en ríos y usos
industriales. "Son 30 hectómetros cúbicos que nos evitamos extraer del
medio, lo que supone un ahorro y un beneficio ambiental", destaca Jordi
Molist, director del Área de Abastecimiento de la ACA.
Baja el nivel de los pozos
Debido a su situación
geográfica aislada, El Port de la Selva no dispone de conexión con la red
general de distribución de agua y no tiene más remedio que abastecerse
de los acuíferos. En años con lluvias abundantes eso no es ningún
problema, pero cuando llega la escasez, una situación relativamente
habitual, el nivel de los pozos baja y se llenan de agua salada
procedente del mar. Durante los meses de verano, además, los 1.000 habitantes
de El Port de la Selva se convierten en 10.000. La demanda anual del municipio
ronda los 300.000 metros cúbicos.
Así que hace ya una
década el ayuntamiento, el Consorcio de la Costa Brava y la ACA se
pusieron manos a la obra para buscar un suministro alternativo. "Durante
la sequía de los años 2007 y 2008, extraíamos del acuífero mucha más agua
de la que entraba. Estábamos en situación muy preocupante", recuerda el
alcalde de El Port de la Selva, Josep Maria Cervera. Una
crisis similar se vivió durante el verano del 2016.
Una desalinizadora
resultaba muy cara, además de tener unos requerimientos energéticos elevados,
mientras que la conexión con la red habría significado, además de una
inversión superior a los cuatro millones de euros, agotar todavía más
la cuenca del Muga y el embalse de Boadella, que ya sufren una
endémica escasez de recursos. Boadella, por ejemplo, se encuentra en estos
momentos al 38% de su capacidad máxima. Y así surgió la idea de reutilizar
las aguas residuales que hasta entonces, previo paso por la depuradora, no
tenían ningún uso y se arrojaban al mar. "Llegamos a
esta situación por necesidad", prosigue el alcalde. "Era la
alternativa con menos impacto", destaca el Consorcio de la Costa Brava.
Aunque El Port de la
Selva emplea desde hace años agua de la depuradora para
riego, limpieza urbana o extinción de incendios -el municipio
dispone desde el 2004 de una doble red de distribución-, en noviembre del
2015 empezó una prueba piloto para comprobar si esa misma agua podría emplearse
en los hogares. El programa, que contaba con financiación
europea, se llamaba DemoWare.
La infiltración en el terreno
Además de la depuración
propia de la planta, el nuevo sistema añade un tratamiento con fangos para
eliminar (aún más) el fósforo, el amonio y el nitrógeno, una posterior
desinfección con rayos ultravioleta y un almacenamiento en unos depósitos.
Finalmente, ese agua (200 metros cúbicos diarios) se deposita en tres
balsas situadas en la zona alta del municipio, en Malajambota, para
que se infiltre en el terreno, lo que le conferirá un plus de depuración y
mineralización. No se inyecta, sino que se infiltra poco a poco por medios
naturales. "Si pese a todo algún día se detectara que el agua no alcanza
la calidad suficiente, se produciría una parada inmediata de la recarga",
subraya el proyecto DemoWare.
Al cabo de un año (entre
12 y 14 meses), ese agua acabará mezclándose en los acuíferos con la procedente
de la lluvia. Así que, una vez concluido el proceso, parte del agua que bebe
actualmente El Port de la Selva puede decirse que tuvo su origen en la
depuradora. Los especialistas estiman que es aproximadamente
un 15%. La presencia de microcontaminantes o bacterias es
controlada diariamente y nunca se han detectado nada anormal. "Es
agua depurada pero no con los estándares normales, sino mucho más altos",
destaca el Consorci de la Costa Brava, que se encarga de la gestión de las
balsas.
El único problema es que
el agua captada del alcantarillado tiene en ocasiones una ligera
salinidad, procedente de filtraciones del mar, que
resulta muy difícil de eliminar. En cualquier caso, esa
salinidad aflora de forma natural en el acuífero por el mismo
motivo.
"Para nosotros,
estos aportes suplementarios son la diferencia entre sufrir y no
sufrir, entre aplicar restricciones o no aplicarlas -añade Cervera-.
Ahora El Port de la Selva es uno de los pocos municipios autosuficiente en
agua de toda la costa". El alcalde también destaca que otro objetivo es
lograr que las industrias del pueblo empleen para su actividad agua directa de
la depuradora. "Al principio había vecinos que veían esto con un cierto
temor, como sucede con todas las cosas nuevas, pero ahora ya no se
discute", concluye.
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