"Deshilachando" al monstruo de las cloacas:
¿Podemos tirar las toallitas higiénicas sin más al inodoro? mejor que no
Rafael Marín Galvín
Jefe de Control de
Calidad y Medio Ambiente - Director Gestión de Sistemas en
EMACSA
Coordinador del Grupo de
Inspección Vertidos y Laboratorio de la Comisión V de AEAS
"Hay que
transmitir al ciudadano que el papel higiénico y las toallitas son muy
distintos y que la agresión de las toallitas usadas frente a la red de
saneamiento es muy ostensible y nefasta"
Hace pocas fechas se ha publicado en la revista
FuturEnviro un trabajo que recogía un análisis técnico sobre una importante
muestra de las toallitas higiénicas empleadas habitualmente en nuestro país por
el ciudadano. Tal estudio ha sido posible desde la colaboración
(habitual por otra parte y que tantos frutos está rindiendo) entre AEAS y la
Organización de Consumidores y Usuarios de España (OCU).
El estudio se puede enmarcar dentro de las actividades
propiciadas por el sector del agua al objeto de plantarle cara al archiconocido
y nefasto “monstruo de las cloacas”, entidad simpática pero que
tantos quebraderos de cabeza nos está generando a los gestores de los
saneamientos. En este sentido conviene recordar que las toallitas higiénicas,
unidas a otros residuos sólidos o líquidos de nuestros saneamientos, pueden
provocar atascos en colectores, como una primera fase de la rotura de los
mismos, afluencia de aguas residuales al freático urbano, emisión de olores
ofensivos en zonas urbanas (con las quejas asociadas de los ciudadanos),
generación de putrefacciones en redes y estaciones de bombeo, y rotura de
equipos de bombeo tanto en redes de saneamiento como en las propias EDAR. Y el
problema también es económico y no menor, puesto que se cifra un sobrecoste
derivado de esta situación cada año en España de 4-6 € por persona (200
M€/año). Un último ejemplo aparecido en prensa la semana pasada (Diario de
Almería): en Roquetas de Mar el vertido de toallitas por el WC supone un coste
anual adicional de 300.000 €.
En cualquier caso, ningún gestor entiende que sea
sostenible ni lógico esperar la transformación en nuestras redes de saneamiento
de un producto sólido (toallitas o similares) en otro pseudo-líquido (toallita
más o menos desintegrada) que una vez en la EDAR debe volver a transformarse en
sólido para su separación del agua residual como fango o lodo de depuración: con
esta dinámica lo que sí se comprueba diariamente es la aparición de nuestro
inefable “monstruo de las cloacas”.
Por cierto, esta problemática ya fue puesta de
manifiesto en 2.009 por el GT de Inspección y Vertidos de Laboratorio de la
Comisión V de AEAS en España.. y ya ha tardado en visualizarse como un problema
de primera magnitud en nuestros saneamientos. Pero afortunadamente ahora la
preocupación también es internacional como demuestra la puesta en marcha de una
iniciativa internacional sobre el posicionamiento del sector acerca de las
características de los productos aptos y no aptos para desechar por el inodoro
a la que se han adherido la práctica totalidad de los gestores nacionales, y
más de 300 asociaciones y gestores de una veintena de países.
Detalles del estudio realizado
Dicho lo anterior, el estudio comentado abarcó 17
productos calificados como desechables vía inodoro, 4 como no desechables y
como testigo, un papel higiénico de venta mayoritaria en España. Cualquier
toallita higiénica se compone de fibras de celulosa (naturales o modificadas) y
fibras sintéticas (polímeros, más o menos degradables en el agua) dando lugar a
un producto calificado como de textil no tejido (nonwoven). También contienen
pequeñas cantidades de aditivos tales como suavizantes, desinfectantes, perfumantes,
detergentes y otros.
El primer resultado obtenido de nuestro estudio fue
que la microscopía óptica demostró una diferencia estructural muy sensible
entre las fibras existentes en los productos. Así la celulosa natural
presentaba fibras con un elevado grado de desorganización y ramificadas y
esponjosas, mientras que en la celulosa sintética o modificada las fibras eran
cilíndricas y más homogéneas, y finalmente, las fibras sintéticas de polímeros
plásticos eran cilíndricas y altamente organizadas. La consecuencia era que la
posibilidad de desestructuración en la celulosa natural (papel higiénico) era
muy alta y en el resto no.
¿Y qué hay de las fibras componentes de las toallitas?
Se identificaron mediante espectroscopía FT-IR tres tipos componentes: celulosa
(natural o modificada), fibras sintéticas de alcohol polivinílico y cantidades
minoritarias de poliéster sulfonado, ambos degradables en agua; finalmente
otros polímeros termoplásticos de difícil biodegradación (poliolefinas y
poliésteres). En todo caso, los termoplásticos se erigen como una fuente
notable de generación de microplásticos de mínima o nula biodegradabilidad en
el medio acuático, además de actuar como adsorbentes de otra gran cantidad de
compuestos orgánicos sintéticos o naturales con potencial incidencia ambiental.
En todo caso, el análisis elemental de los materiales
que componían toallitas y papel higiénico testigo difería bastante. La celulosa
presentaba un 44% de C, 6% de H y 50% de O2, mientras que las toallitas no
desechables contenían más C que el papel higiénico, y en general, las no
desechables contenían más H que las desechables. Asimismo, el contenido en O2
de toallitas y papel eran muy distintos. Como resumen, el análisis elemental
del papel higiénico se identificaba con la celulosa pura y no así para
toallitas tanto desechables como no desechables, cuyo mayor contenido en C
trasladaba su contenido en fibras sintéticas no existentes en el papel
higiénico, así como en productos orgánicos aditivos, como se comentó más
arriba.
Por otro lado, el “monstruo de las
cloacas” se origina en realidad por la mínima degradación de las
toallitas desechadas a través de inodoros y similares. Para evaluar estos
aspectos se simuló el comportamiento físico de las toallitas y del papel
testigo en las redes mediante ensayos de degradación y rotura, usando cuatro
muestras de cada producto, sometidas a agitación durante 48 h en total. El
comportamiento del papel fue totalmente distinto al resto: al cabo de 30 min ya
se había convertido en una suspensión de aspecto lechoso mientras la integridad
física de las toallitas apenas variaba, quedando prácticamente inalterables, incluso
las calificadas como “desechables” tras 48 h.
Otro aspecto crítico estudiado, radicó en evaluar la
generación de sólidos con capacidad de atasco en redes. Así, tamizadas las
suspensiones formadas por los productos al cabo de 48 h se valoraron los %
presentes de las fracciones de >16 mm y >12,5 mm, es decir, los sólidos
con alto potencial de generar atascos en bombeos y colectores. Conclusión: el
papel higiénico no produce sólidos gruesos y las toallitas, desechables o no,
sí, más del 50%-60% como mínimo de su peso inicial.
Con relación a los SSUSP, papel higiénico y toallitas
también evidenciaron grandes diferencias: el papel producía un 59% de SSUSP
mientras en las toallitas desechables no pasaban de 23% y las no desechables no
generaban SSUSP.
En otro apartado del estudio, se determinaron los
valores de DBO5, DQO, N-total y P-total en las suspensiones formadas
tras 48 h del proceso de disgregación de los productos. Todas las toallitas
presentaron valores de DBO5, DQO, N y P mucho
más altos que los del papel lo que podría implicar mayores dificultades frente
a la depuración biológica convencional en las EDAR: asimismo, las desechables
serían algo más biodegradables en planta que las no desechables (a más coste,
claro).
Finalmente, se testó la biodegradabilidad tanto en
medio aerobio como anaerobio de toallitas y papel testigo, con los ensayos
rutinarios aceptados al efecto. Los resultados indicaron que ninguna
toallita era biodegradable, ni en medio aerobio ni anaerobio,
mientras que el papel higiénico ofreció tasas de biodegradabilidad moderadas
tanto en aerobiosis como en anaerobiosis, 32% y 38% respectivamente, algo más
bajas de las esperables probablemente debido a la fracción lignina presente en
el papel (de velocidad de biodegradación más lenta que la celulosa). Además, de
la relación DBO5/DQO de todos los productos investigados tan solo una
toallita calificada como desechable cumplía el requerimiento de un valor de 0,3
establecido en bibliografía al efecto para fijar un carácter de biodegradabilidad
admisible (la DQO es más refractaria a su depuración en una EDAR convencional).
Resultados y
conclusiones
Como evaluación global de los resultados
presentados, debe insistirse en que papel higiénico y toallitas, tanto
desechables como no desechables, son materiales muy distintos. El
primero corresponde a celulosa, y las segundas contienen tres tipos de fibras:
celulosa (modificada), poliéster de alcohol polivinílico y poliéster sulfonado,
y termoplásticos. Los dos primeros son degradables en agua; los
terceros, no.
La estructura de todas las toallitas testadas se
conforma de un entramado calificado de textil no tejido, de unas
características radicalmente distintas a las del papel higiénico convencional y
de comportamiento diferente en cuanto a su proceso de degradación o rotura. Aún
más, los compuestos químicos presentes como aditivos en la práctica totalidad
de las toallitas, desechables y no desechables, abarcaban una gran variedad de
sustancias, muchas de ellas con un potencial de afección sobre el medio
acuático muy importante. Esto no ocurría con el papel higiénico.
El comportamiento del papel higiénico dentro de un
agua evolucionaba en muy poco tiempo (30 min) hacia una suspensión lechosa, sin
restos gruesos y totalmente filtrable, lo que nunca ocurrió con ninguna
toallita. Éstas se demostraron muy difícilmente desintegrables o
degradables en medio acuoso (es decir, apenas se rompían), generando gran
cantidad de sólidos gruesos, con una muy alta capacidad de generar atascos en
redes y con una tipología similar a la de los microplásticos potencialmente
agresivos para el medio acuático. Además, la generación de sólidos en
suspensión y fracción disuelta por parte del papel era sensiblemente diferente
a la de la totalidad de las toallitas testadas.
Finalmente, hay que transmitir al ciudadano
que papel higiénico y las toallitas son muy distintos y que la agresión de las
toallitas usadas frente a la red de saneamiento es muy ostensible y nefasta.Además,
los sobrecostes de explotación repercutirán sobre su bolsillo, y a esto sí
puede ser mucho más receptivo el usuario. Así pues, sería aconsejable retirar
de todos los productos testados la calificación de desechable vía inodoro pues
se comprueba que tal denominación es para los productos testados, errónea.
Solamente el papel higiénico convencional es el adecuado para evacuación
directa vía inodoro.
En este sentido, se ha constituido a principios de año
un Grupo de Trabajo en AENOR, con representación de gestores de saneamientos,
productores de toallitas y comercializadores, para elaborar una norma UNE en
España que pueda regularizar el carácter de desechable vía inodoro o no de
todos estos productos, ayudando a la preservación y buen funcionamiento de
nuestras redes de saneamiento.
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