El agua es como la conducta del sabio: carece de sabor, pero a todos complace; carece de color, pero es bella y cautivadora; carece de forma, pero se adapta con sencillez y orden a las más variadas figuras. Confucio
miércoles, 29 de julio de 2015
martes, 28 de julio de 2015
jueves, 23 de julio de 2015
La depuradora
LA DEPURADORA
Cuento inédito de
E.L. Doctorow
Publicado por el País
23.07.15
Traducción de Gabriela Bustelo
Había seguido a mi hombre a este
lugar. Todo lo que hacía era un misterio para mí y aquel día de noviembre su
predilección por las depuradoras de agua no lo era menos. El edificio cuadrado
de granito, con torres almenadas en las esquinas, se levantaba junto al embalse
sobre una meseta que dominaba la ciudad desde el norte. Tenía una gran cantidad
de ventanas, por las cuales curiosamente, no parecía pasar la luz. En los
cristales se reflejaba el cielo que tenía a mis espaldas, una masa tumultuosa
de ondulantes formas grises bullendo entre bóvedas rosas y con nubarrones
negros navegando en las alturas como una armada.
Su carruaje estaba en el patio
delantero. El caballo pateó el suelo empedrado y giró la cabeza para verme.
Tras el edificio estaba el
embalse, un cráter acuoso que ocupaba el equivalente a cinco o seis manzanas de
un barrio urbano situado sobre un terraplén cuyo ángulo ascendente sugería la
plataforma piramidal de una civilización antigua, maya tal vez. En verano, la
gente de la ciudad venía aquí a pasar el domingo, subiendo al terraplén para
dar gritos de admiración ante la vista de aquella extensión cuadrada de agua.
Aquel día la tenía toda para él solo. Desde donde yo estaba se oía el violento
chasquido, la bofetada insistente de las olas contra el empedrado.
A escasa distancia del embalse,
mi capitán de barba negra estaba en pie bajo cielo nublado contemplando algo
sobre la superficie del agua y sujetándose con fuerza el ala de su sombrero con
una mano. El viento le aplastaba el faldón del abrigo contra la pierna.
Estaba seguro de que él no
ignoraba mi presencia. De hecho, algunos días había percibido en sus actos una
enajenada voluntad de asociación, como si sus quehaceres buscaran nuestro
beneficio mutuo. Subí el terraplén por el flanco oriental, a un centenar de
metros de él, y me puse cara al viento para ver el objeto de su atención.
Se trataba de un velero de
juguete que ascendía y descendía sobre el oleaje a velocidad alarmante,
desapareciendo y reapareciendo sin dejar de balancearse mientras vertía agua
por los costados. Lo contemplamos varios minutos.
Desapareció, se alzó y volvió a
desaparecer. El movimiento tenía un ritmo que adormecía la percepción y pasó un
rato antes de darme cuenta, mientras esperaba verlo reaparecer, que ya lo
esperaba en vano. La catástrofe me produjo la misma impresión que si estuviera
en lo alto de un acantilado y hubiera visto un velero engullido por el mar.
Cuando se me ocurrió pedir ayuda
a mi hombre, lo vi corriendo sobre el pontón de tierra endurecida que daba a la
parte trasera de la depuradora. Lo seguí. Una vez dentro del edificio, noté el
frío del aire sepultado y oí la orquesta del agua que siseaba y rugía al caer.
Bajé corriendo por un pasillo de piedra y hallé otro corredor que permitía
continuar hacia la izquierda o la derecha. Me quedé escuchando. Oí sus pasos
claramente, el martilleo metálico de unos tacones cuyo eco resonaba a mi
derecha. Al final del túnel oscuro había una escalera de hierro que ascendía
circularmente en torno a un eje de acero negro. Subí por la espiral y, al llegar
al piso superior, me hallé en una pasarela dispuesta sobre una enorme piscina
interior de agua turbulenta. Ese torbellino diabólico soltaba un vapor mineral,
como un quinto elemento, que nutría una profusión de musgo y limo sobre la
superficie de piedra ennegrecida del muro del fondo.
Sobre mi cabeza había una
claraboya de vidrio translúcido. Bajo su luz lo vi de pronto, a menos de dos
metros de donde yo me hallaba. Estaba inclinado sobre la barandilla con una
expresión absorta de una intensidad aterradora. Pensé que podía caer al agua de
tan ensimismado como parecía estar. Verlo en aquel momento de turbación me
resultaba casi insoportable, así que de nuevo miré hacia lo que miraba él y
allí abajo, en el tumulto amarillento de corrientes espumosas maceradas por el
arnés mecánico, aprisionado en la maquinaria de una de las compuertas, había un
pequeño cuerpo humano cuya ropa parecía haber quedado atrapada en un bisagra o
algo similar. El niño, una miniatura como el barco del embalse, se golpeaba
incesantemente contra el artefacto de hierro, primero a un lado y luego al
otro, como en una protesta muda, tiritando y temblando, animando por revulsión
la muerte que ya lo había vencido. Alguien gritó y al cabo de un momento vi,
como recién desgajados de la piedra, a tres hombres de uniforme sobre un
repecho inferior dispuestos a resolver la situación. Estaban tirando de una
cuerda unida a una polea sobre el muro del fondo y por este medio habían
logrado fijar una especie de puente colgante hasta la otra pared, la pared que
mi pasarela me impedía ver. En ese momento, vi aparecer a otro de los empleados
de la depuradora, colgado del cable por los tobillos, con una ruedecilla que le
permitía avanzar y con las manos libres para poder liberar al artilugio de su
obstrucción.
Y, alzando el cuerpecillo del
agua por la camisa, aquel hombre logró asir por los tobillos y zapatos a un
niño de entre cuatro y ocho años que al ahogarse se había quedado de color azul.
Y, así suspendidos los dos, columpiándose rítmicamente sobre las aguas
alborotadas, se deslizaron sobre el cable como un par de trapecistas hasta que
se perdieron de vista al pasar por debajo de mí.
Al ver la calidad profesional de
la maniobra me pregunté si los trabajadores de la depuradora estarían
acostumbrados a esta clase de sucesos. Poco después, en el patio, ya bajo el
cielo anochecido, vi a mi hombre cargar en su carruaje el cadáver envuelto en
una manta, cerrar la puerta con elegancia y subir de un salto al pescante,
donde supo imponerse a su caballo con un sonoro chasquido de las riendas. Y se
fue camino de la ciudad con el niño muerto mientras veíamos difuminarse en la
distancia los radios de las relucientes ruedas negras.
Empezó a llover. Me puse a
cubierto en aquel lugar donde el agua parecía oprimirnos a todos, por dentro y
por fuera, a los muertos y a los vivos.
Entre tanto, los trabajadores de
la depuradora se disponían a repartirse un tesoro. Llevaban el uniforme azul
marino con cuello alto de los empleados municipales alterado con un tosco
jersey bajo la chaqueta y con el pantalón remetido en las botas altas. El suyo
no era un trabajo envidiable. Imaginaba sus pulmones humanos cubiertos del
mismo musgo que crecía sobre los muros de piedra. Todos tenían el rostro
reluciente, enrojecido de frío y esmaltado por la niebla.
Al verme hicieron gala de su
indiferencia mientras llenaban de whisky sus vasos de estaño. Esos rituales
también se tienen en alta estima entre los bomberos y los sepultureros
lunes, 20 de julio de 2015
69% del aceite doméstico usado se vierte a las redes de saneamiento
Un 69% del aceite
doméstico usado se vierte a las redes de saneamiento según un estudio del
Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia
El estudio cifra en 1,6 millones de euros el coste anual para tratar
en las EDAR los aceites usados
- El aceite usado tiene
5.000 veces más carga contaminante que el agua residual, con lo que un
sólo litro contamina 40.000 litros de agua, el equivalente al consumo
anual de una persona en su domicilio
- El 88% del aceite vegetal
no recogido para su correcta gestión es de origen doméstico y el 28%
procede del canal HORECA –hoteles, restaurantes y cafeterías
- El coste de depurar el
aceite usado que se vierte por el alcantarillado –para tratar de minimizar
su impacto en el medio ambiente– es de 0,46€/l, esto es, 700 veces más
elevado de lo que los usuarios pagan por el tratamiento de sus aguas
residuales
El Consorcio de Aguas Bilbao
Bizkaia ha presentado esta mañana
en Bilbao las conclusiones de un estudio que cifra en 1,6 millones de euros, el
coste anual para tratar en las depuradoras los aceites usados de cocina que se
vierten por el fregadero y/o wc, –una media de 3,5 millones de
litros al año en Bizkaia– y que pueden ocasionar un importante impacto
ambiental si llegan al medio natural, además de problemas de funcionamiento en
las redes de saneamiento, con atascos y desbordamientos por las llamadas ‘bolas
de grasa’.
El informe titulado “Aceites usados de cocina. Problemática ambiental,
incidencias en redes de saneamiento y coste del tratamiento en depuradoras” ha sido realizado
por Iñigo González Canal y José Antonio González Ubierna, ambos técnicos
pertenecientes al Área de Vertidos del Consorcio de Aguas, y se enmarca dentro de la línea de trabajo promovida por la
entidad para tratar de buscar soluciones y sensibilizar a la población, ante la
irrupción en los últimos años, de nuevos elementos contaminantes en las aguas
residuales domésticas, como pueden ser toallitas húmedas o químicos procedentes
de medicamentos y cosméticos.
El aceite vegetal tiene un gran uso
en hogares, hostelería y restauración, con un consumo medio estimado en 12,8
litros por persona y año, esto es, unas 580.000 toneladas de aceite anuales en
todo el Estado. Una parte importante de estos aceites se utilizan en el proceso
de fritura donde sufren cambios y alteraciones químicas que hacen necesario su
desecho. La correcta gestión de los aceites usados de cocina pasa por su
entrega a empresas gestoras autorizadas, donde tras los oportunos tratamientos
se obtiene una materia prima para la producción, principalmente, de biodiesel.
Si de forma inadecuada, los aceites
usados de cocina se vierten por el fregadero o el inodoro, son una fuente de contaminación de cauces fluviales,
acuíferos, lagos y mares, causan problemas en las redes de saneamiento y
sobrecostes en las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales (EDAR). Y es que, un
litro de aceite usado contiene aproximadamente 5.000 veces más carga contaminante que el agua
residual/fecal, pudiendo llegar a contaminar 40.000 litros de agua, que es
equivalente al consumo de una persona en un año.
Además, en las redes de
saneamiento, los aceites usados, al unirse con restos de detergentes y jabones
de uso doméstico, forman las denominadas
‘bolas de grasa’ capaces de generar atascos en colectores, lo que ocasiona
un incremento en el presupuesto de mantenimiento de las canalizaciones y
equipos de saneamiento.
Por otro lado, cuando estos aceites
usados llegan a las estaciones de tratamiento, debido al alto contenido de
materia orgánica, encarecen el proceso de depuración. En este sentido, teniendo
como referencia los costes de explotación en la EDAR de Galindo-Sestao, se estima que la depuración de un litro de aceite vegetal
usado tiene un coste de 0,46 €. Comparando con el precio medio de
la tasa de saneamiento en el Estado, la depuración de un litro de aceite es 700
veces más cara que lo que paga un ciudadano por el tratamiento de su agua
residual.
Contenedor naranja
En general, el término grasa
incluye todos los triglicéridos y se relaciona con los productos lipídicos de
origen animal y otros minoritarios de origen vegetal, mientras que aceite se
refiere a los lípidos de origen vegetal, independientemente del estado líquido
o sólido que adquieran según la temperatura ambiental o su punto de fusión.
En el caso concreto de la provincia
de Bizkaia, la empresa gestora de aceites usados, RAFRINOR, S.L. de Ortuella,
dispone de datos bastante precisos sobre la producción de aceites procedentes
de las dos fuentes principales de generación: el domiciliario y el canal HORECA
(hoteles, restaurantes y cafeterías). Según estos datos relativos a 2014, en
Bizkaia se producen en el ámbito dóméstico entre 2-4 litros por habitante al año,
con una media para el conjunto del territorio histórico de 3.470.000 litros al
año, de los que la empresa gestora de referencia recogió el 12%. El restante
88% se ha vertido de forma inadecuada a la red de saneamiento.
El porcentaje de recogida se incrementa
de forma notable entre los profesionales de hostelería, con un 72% del
subproducto correctamente gestionado en 2014. Pese a ello, según los datos
recogidos en el informe, quedarían sin recoger entre ambas vías, y por tanto se
vierten a la red de saneamiento 3.477.000 litros/año, el 69% del total de
aceites usados en Bizkaia, que supera los cinco millones de litros anuales.
A la vista de estos datos, el estudio del Consorcio de Aguas concluye que hay un
importante margen de mejora en la recogida del aceite usado, especialmente
en el procedente del ámbito doméstico, aunque esto requiere la colaboración e
implicación de todas las administraciones para promover entre la ciudadanía el
uso generalizado del contenerdor naranja.
Según señala el estudio, el aceite usado contiene aproximadamente 5.000 veces más
carga contaminante que el agua residual que circula por las alcantarillas y
redes de saneamiento. La liberación de aceites y grasas al medio
acuático, como sustancias hidrófobas de menor densidad, además de provocar un
impacto estético, aportan otros contaminantes que afectan al intercambio
gaseoso. Así, estas sustancias, una vez entran en el medio acuático, se
difunden por la superficie reduciendo la oxigenación aire-agua y la actividad
fotosintética, ya que absorbe la radiación solar, disminuyendo así, además, la
producción interna de oxígeno disuelto.
Atendiendo a las características
físico-químicas del aceite usado, y teniendo en cuenta la normativa para
devolver al medio ambiente el agua tratada en depuradora, un litro de este
residuo requiere 27.200 litros de agua para alcanzar una DQO (Demanda Química
de Oxígeno) de 125 mgO2/litro; 1.300 litros de agua para conseguir llegar a 35
mg/l de SST (Sólidos en Suspensión Totales) y 40.000 litros de agua para que la
concentración de aceites y grasas sea 20 mg/l. Es por todo ello, que el estudio
impulsado por el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia concluye que un litro de
aceite usado puede llegar a contaminar 40.000 litros de agua.
Principales datos del 2014
Datos facilitados por la empresa
gestora de aceites usados, RAFRINOR, S.L. (Ortuella) sobre la producción de
aceites en Bizkaia:
- Aceite usado doméstico:
- Producción por habitante y año: 2 - 4
litros/hab. año
- Producción calculada sobre la media:
3.470.000 litros/año
- Recogido por RAFRINOR, S.L. y otros:
432.000 litros/año (12% de la producción calculada sobre la media)
- No recogido. Se vierte: 3.038.000
litros/año (88% de producción calculada sobre la media)
- Aceite usado en el canal HORECA:
- Producción total aproximada: 1.593.000
litros/año
- Recogido por RAFRINOR, S.L. y varios:
1.154.000 litros/año (72% de los 1.593.000 litros/año)
- Producción sin recoger y, por tanto,
vertida: 439.000 litros/año (28% de los 1.593.000 litros/año)
Por tanto, la suma del aceite usado
doméstico y del canal HORECA presenta los siguientes datos globales para
Bizkaia:
- Producción total aproximada: 5.063.000
litros/año
- Recogido: 1.586.000 litros/año (31% de los
5.063.000 litros/año)
- Sin recoger y, por tanto, vertido: 3.477.000
litros/año (69% de los 5.063.000 litros/año)
jueves, 16 de julio de 2015
lunes, 6 de julio de 2015
La falta de saneamiento limita el acceso al agua en el mundo 01 de julio de 2015. Mario Villar. Nueva York.
La Razón. es Medio Ambiente
El 91 por ciento de la población mundial tiene ya a su
alcance agua potable, un gran éxito de la política de desarrollo amenazado por
el fracaso a la hora de ampliar el acceso a un saneamiento adecuado, del que
carecen uno de cada tres habitantes del planeta, informa Efe. En total, 2.400
millones de personas no tienen a su alcance un inodoro que cumpla unos mínimos
sanitarios y casi 1.000 millones defecan habitualmente al aire libre, señala un
informe presentado hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef.
Según estas organizaciones, ese «fracaso» amenaza con
contrarrestar los beneficios en áreas como la supervivencia infantil que se
esperaba lograr con la mejora en el acceso al agua potable. «Hasta que todo el
mundo tenga acceso adecuado a instalaciones de saneamiento, la calidad del agua
se verá afectada y demasiada gente seguirá muriendo por enfermedades
transmitidas o relacionadas con el agua», señaló la directora del Departamento
de Salud Pública de la OMS, María Neira.
Desde 1990, unos 2.100 millones de personas han
obtenido acceso a saneamiento básico, una cifra que sin embargo se queda lejos
de cumplir lo fijado en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que pretendían
reducir a la mitad el número de gente sin saneamiento. Así, el 77 por ciento
de la población mundial debería tener actualmente acceso, una meta que no se
alcanzará por unos 9 puntos porcentuales o 700 millones de personas.
Más de la mitad de los casi 1.000 millones de personas que
lo hacen se encuentran en la India, a pesar de que el país ha logrado doblar la
proporción de habitantes que tienen un inodoro a su alcance. El problema, que se
concentra en las áreas rurales, es en gran parte cultural, según las agencias
de las Naciones Unidas.
«Nuestro fracaso en alcanzar la meta global de
saneamiento es un fracaso a la hora de comprender y responder a normas
culturales. No es sólo una cuestión de construir inodoros. Tenemos que entender
lo que lleva a la gente a usarlos o no», explicó en una conferencia de prensa
el director de Información, Investigación y Políticas de Unicef, Jeffrey O’Malley.
Se espera que uno de los objetivos que este año se
incluirán en la nueva agenda global de desarrollo, que sustituirá a los
Objetivos del Milenio, sea el de erradicar la defecación al aire libre para
2030. La falta de
saneamiento y el consumo de agua contaminada causan la muerte de unos 1.000
niños menores de cinco años cada día por enfermedades diarreicas, indicó la
responsable de la oficina de la OMS en la ONU, Nata Menabde.
Según la organización, casi el 60 por ciento de esas
muertes podrían evitarse con acceso a un saneamiento adecuado. Pese al elevado número
de muertes hoy en día, la supervivencia infantil ha experimentado un avance
espectacular, pues hace sólo 15 años fallecían en el mundo el doble de niños
por esas causas.
En gran parte, la mejora se debe al éxito en los
esfuerzos por facilitar agua potable a todo el mundo. «Impacta pensar que
hace 25 años, (...) 1 de cada 4 personas en el mundo no tenía acceso a agua sin
contaminar», señaló O’Malley, que destacó el
«progreso espectacular» logrado desde entonces.
Hoy el 91 por
ciento de la población mundial tiene a su alcance agua potable y el mundo
cumplió ya en 2010 con la meta que se había fijado en este ámbito dentro de los
Objetivos del Milenio.
La mejora ha sido
especialmente llamativa en algunas de las áreas más pobres del mundo, por
ejemplo el África Subsahariana, donde 427 millones de habitantes han obtenido
acceso a agua limpia en los últimos 25 años, lo que supone una media de 47.000
personas al día. EFELeer más: La falta de saneamiento limita el acceso al agua en el mundo http://www.larazon.es/sociedad/medio-ambiente/la-falta-de-saneamiento-limita-el-acceso-al-agua-en-el-mundo-EG10162611#Ttt1pZkOSoC8Ilos
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