La casa hispano-musulmana estaba compuesta básicamente por patio, zaguán
y un número variable de habitaciones en torno al patio. También las había sin
zaguán, con acceso directo al patio, cuando el solar de la casa no era muy
grande. La forma del patio era diversa: cuadrado, rectangular, e incluso
triangular. La existencia del patio permitió no sólo ventilar e iluminar las
estancias de la casa sino también aprovechar el agua de lluvia almacenándola en
depósitos de donde luego se tomaba para las distintas funciones domésticas. El
agua sobrante se evacuaba mediante un sistema de desagüe que consistía en una
abertura vertical y estrecha en el muro, al nivel del suelo del patio, con
salida a la calle, o bien mediante otro sistema que consistía en una teja curva
colocada en la parte central del quicio de la puerta, a nivel del suelo, a modo
de canalillo, que podía permitir evacuar el agua del interior de la habitación
al patio, incluso estando la puerta cerrada.
En las casas hispano-musulmanas el sistema de recogida y almacenamiento
de agua consistía igualmente en una pequeña alberca situada en el patio. El
modelo más simple es de forma cuadrada o rectangular, de pequeño tamaño, hecha
de ladrillo y recubierta con enfoscado pintado a la almagra. Otro tipo de
alberca es sobre pedestal macizo que se alza por encima del nivel del suelo del
patio a cuya altura está circundada por canalillos. Estas albercas se
alimentaban a través de tuberías de cerámica vidriada o plomo. Otras veces la
base de la hidráulica doméstica era un pozo que permitía explotar el manto
freático. Solía ser circular, y se abría en un extremo del patio, hasta llegar
al nivel de arenas freáticas. Su fábrica era de mampostería irregular trabada
en seco.
Gracias a un desarrollado sistema de evacuación de agua sucia fue
posible el uso doméstico de letrinas. La letrina, independientemente del tamaño
de la casa, es una constante en la vivienda urbana hispanomusulmana, expresa
una manifiesta preocupación por la higiene, propia de espacios densamente
poblados8. Era una habitación independiente, de pequeño tamaño (2 ó 3 m2),
cuadrada o rectangular, elevada en relación al suelo de la habitación desde la
que se accedía. Solía estar emplazada en una de las crujías del patio, separada
de éste mediante un pasillo acodado que impedía que su interior fuera visto
desde allí. Mediante una atarjea que atravesaba el muro desaguaba en un pozo
negro situado en la calle. El pozo se excavaba en la roca y se tapaba con una
losa de pizarra.
La vida íntima de familia no sólo se desarrollaba en el patio y
habitaciones anejas, sino en un pequeño huerto jardín que amenizaba la jornada
al tiempo que proporcionaba una parte del sustento a la familia. Mientras el
ámbito urbano no estuvo colmatado las casas pudieron incorporar estos espacios
de cultivo y esparcimiento familiar. El huerto jardín era considerado de tal
interés que incluso cuando la vivienda no permitía su existencia se procuraba
disponer de un pequeño espacio al aire libre, desahogo para la casa, donde se
plantaba algún árbol que terminaba convirtiéndose en identificador de la
vivienda.
El carmen, dado su carácter agrícola o semiagrícola, requería de agua en
abundancia para el riego de los varios marjales de tierra que tenía, por lo que
solían contar con depósitos de agua, albercas, que garantizaban el riego de los
cultivos. Muchos de estos cármenes estaban a las afueras de la ciudad o en las
alquerías, sin embargo otros quedaban dentro del núcleo urbano. El derecho de
agua de estas fincas se computaba en horas, es decir en tiempo para proveerse
de agua y almacenarla en albercas. El agua que llegaba a estos cármenes
procedía de las mismas acequias que nutrían los aljibes y ello generaba
frecuentes pleitos.
Por otro lado, indicar que en la Edad Moderna fue habitual la unión del
espacio doméstico a una actividad artesanal o industrial convirtiéndose así la
casa en una unidad de producción económica para cuyo funcionamiento a veces
necesitaba de una corriente de agua: casa-molino, casa-tienda, casa-alfarería,
casa almacería.... Respecto a la almacería señalar que su tipología no está
clara.
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