miércoles, 26 de febrero de 2014

Los barqueros

Los Barqueros

El Guadalquivir, río que separa Sevilla de Triana, ha sido un elemento importante en la vida ordinaria de la gente. Especialmente tiempo atrás, había en él un tráfico continuo y el río estaba lleno de actividad.

Tal era la importancia de esta actividad, que ya en la época islámica (cuando Triana era sólo una alquería, un núcleo de población menor dedicada a la actividad agrícola y ganadera y cuyo paisaje verde de exquisitos frutos hicieron famosa a la Vega de Triana), ya existían ordenanzas para reglar dichas actividades como el transporte de personas  o mercancías, e incluso ordenanzas para preservar las aguas de la contaminación y embellecer la ribera.
La figura fundamental de este trajín era  el barquero.


Orilla de Triana

Los barqueros eran hombres que se ganaban la vida honradamente a base de horas y horas, algunas veces intempestivas, remando en un río que corría no siempre con buenas maneras. Bregaban con el tiempo, las mareas y con las subidas e inundaciones.

En las proximidades de las puertas que daban al río existían embarcaderos donde se podía encontrar transporte. Suponemos que el servicio más solicitado sería cruzar el río en dirección a Sevilla y viceversa, tanto de personas como de mercancías, sobre todo en la época en que no existía el  puente de barcas.

Para proteger este tránsito y a la ciudad, se levantó una ciudadela con poderosas torres a cuya sombra vinieron a laborar pescadores y artesanos.

Cuando los musulmanes tendieron el puente de barcas, se facilitó mucho la comunicación con los pueblos del Aljarafe,  pero el oficio de barquero no cayó en desuso

La actividad de barquero siguió muy demandada hasta épocas recientes ante la falta de puentes en Sevilla ya que, aunque el puente de barcas fue sustituido por el de Isabel II, hasta agosto del año 1931  no se se terminó de construir el Puente de San Telmo.

Los barqueros entonces cambiaron su oficio por los de pescadores de albures, sábalos o anguilas que de todo había en el Guadalquivir.

La figura del barquero y su barca dio origen a la conocida cancioncilla  aquella de:

“Al pasar la barca
me dijo el barquero:
-Las niñas bonitas
no pagan dinero.
-Yo no soy bonita,
ni lo quiero ser,
con que mi dinero
me lo toma usted”

Esas niñas bonitas a las que se refiere la coplilla no son otras que las cigarreras trianeras que cruzaban en barca para ir a la Fábrica de Tabacos y no tener que dar la vuelta por el Puente de Triana.

Cigarreras cruzando el Guadalquivir



Un Manzanares surcado por barcas es una imagen que cuesta imaginar. Aún así, diferentes investigadores sostienen que, en algunos momentos puntuales de la historia, hubo dispuesta una barca para poder cruzar la corriente.

Cabe entender que ello fuera así en la Edad Media, antes de que se edificara la Puente Segoviana, precedente del actual Puente de Segovia
, e incluso, una vez en pie, cuando se producían roturas en la estructura por crecidas.

En los siglos XVIII y XIX, la navegación fue posible gracias al Real Canal del Manzanares, que comunicaba fluvialmente el Puente de Toledo con la localidad de Vaciamadrid. Fue utilizado, de modo preferente, para el transporte de materiales de construcción, en especial yesos

 
Barqueros en Quinto de Ebro

Barquero de Escatrón












Recuerdo que, cuando era pequeño, en Escatrón Zaragoza), como muchos otros pueblos, para cruzar el río, había que contactar con el barquero ya que era imposible cruzarlo sino era a través de uno de los muchos pontones instalados en el Ebro ya que no existían puentes. Esto duro hasta la década de los 70 que se construyó un puente







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