Pocas zonas del mundo se libran de que sus aguas continentales estén en mal estado, indica un informe del Banco Mundial publicado hoy. La prosperidad tampoco ayuda e incluso incrementa la gama de tóxicos que soportan ríos, lagos o aguas subterráneas con microplásticos y restos de productos farmacéuticos, cuyos efectos sobre la salud todavía no se pueden cuantificar debido a la falta de estudios.
En Europa el riesgo es alto, porque, aunque se depuren las aguas residuales (las más visibles), los nitratos procedentes de los fertilizantes usados en la agricultura y de la actividad ganadera, además de la alta salinidad y el poco oxígeno, siguen sin estar controlados. En España, por ejemplo, en torno a 170 de las 700 masas subterráneas de agua existentes están afectados por nitratos, indica en otro estudio el Instituto Geológico Minero de España (IGME).
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