la última amenaza de
la Antártida. La Vanguardia
En el mar de Amundsen. El adelgazamiento del glaciar Thwaites, en la
Antártida occidental, está relacionado con un calentamiento de las aguas. Su
probable deshielo elevará el nivel del mar casi un metro (NASA)A JULIÁ BURCHÉS, BARCELONA
11/07/2019 00:34Actualizado a11/07/2019 10:3Los científicos dirigen
la mirada cada vez más hacia el comportamiento de los hielos en la
Antártida. Hasta ahora, las noticias sobre el calentamiento del
continente helado se habían centrado en gran medida en la Península de la
Antártida y en el mardel Weddell, al norte de este continente. Ahora,
los expertos apuntan un nuevo peligroso foco de deshielo en el
suroeste de esta zona, en el denominado glaciar Thwaites, que vierte
en el mar de Amundsen.
El temor nace del riesgo de que la Antártida tenga que enfrentarse a
una situación crítica o de no retorno en la que el deshielo de sus
glaciares pueda hacerse irreversible en paralelo al calentamiento del planeta.
La consecuencia sería una importante subida del nivel del mar, que se
añadiría a otras contribuciones a esta elevación procedentes de las aguas de
otros glaciares del planeta.
Ahora una nueva investigación ha revelado que el glaciar Thwaites sufre un
acusado proceso de inestabilidad, por lo que es susceptible de verse sometido a
una “rápida e irreversible” retirada, según ha publicado la revista Proceedings
of the National Academy of Sciences; por ello, este glaciar se ha convertido en
el principal riesgo para una rápida y futura subida del nivel del mar.
El informe alerta del riesgo de que el glaciar sucumba a una inestabilidad,
causada por el retroceso de su línea de conexión con el fondo marino, lo que
podría provocar que “expulsara” hielo hacia el mar con una velocidad superior a
la prevista inicialmente. Si esta situación se materializara, el glaciar
Thwaites podría perder todo su hielo en un período de 150 años; algo que podría
producirse incluso sin que se frenaran los incrementos de temperaturas.
¿Cuáles serían las consecuencias? “El glaciar tiene suficiente hielo para
contribuir en casi un metro al ascenso del nivel mundial del mar si se retirase
y se derritiese por completo”, explica por correo electrónico a este diario
Alex Robel, director del estudio y profesor asistente en la Escuela de Ciencias
de la Tierra y la Atmósfera de Georgia Tech. Además, “la posibilidad de que
este fenómeno pueda elevar el nivel del mar comporta un peligro para quienes
viven en zonas costeras de todo el mundo”, señala. La subida del nivel del mar
ya se ha relacionado con un incremento de las inundaciones en las zonas
deltaicas y costeras.
Las conclusiones de la investigación preocupan a este experto en la medida
en que es probable que se dé ese aumento del nivel del mar a causa del
derretimiento del glaciar Thwaites incluso si el calentamiento se frenara. Una
vez que se cruce ese umbral temido, es probable que el glaciar siga vertiendo
hielo hacia el mar a un ritmo acelerado durante los próximos siglos.
La inestabilidad de este glaciar se debe especialmente a su particular
estructura y características, según detalló a este periódico John Church,
investigador de la Universidad Nueva Gales del Sur (Australia) y premio
Fronteras del Conocimiento en Cambio Climático de la Fundación BBVA. El glaciar
está unido a una zona de roca por debajo del nivel del mar y esta estructura
rocosa tiene una forma de pendiente inversa, lo que explica la enorme inestabilidad
de la plataforma de hielo marino.
Las simulaciones realizadas en el estudio sugirieron que la extensa pérdida
de hielo podría comenzar en 600 años, aunque los investigadores destacaron que
podría ocurrir antes en función del calentamiento mundial de los océanos y de
la inestabilidad de la roca base. Este deshielo “podría suceder en los próximos
200 a 600 años, según la topografía rocosa que haya debajo del hielo; pero
todavía no sabemos con detalle cómo es”, declara Helene Seroussi, científica
del laboratorio de propulsión del la NASA y también colaboradora del análisis,
citada por The Guardian.
El estudio se ha realizado utilizando el Modelo de Sistema de Capa de Hielo
(ISSM, por sus siglas en inglés), que permite “proyectar cómo cambiará el flujo
de hielo desde el glaciar Thwaites en el futuro”, explica Robel. En este
sentido se dibujaron diversos escenarios (según las emisiones de gases que se
produzcan), de manera en que en todos los casos se obtienen un amplia gama de
posibilidades que comporta un deshielo y un aumento del nivel del mar en los
siglos venideros.
“En general, el cambio climático que ya ha ocurrido, ya comporta una cierta
subida del nivel del mar de cara al futuro, independientemente de las acciones
que vayamos a llevar a cabo. Necesitamos ahora prepararnos para las nuevas
subidas del nivel del mar”, insiste Robel. A juicio de Church, este y otros
estudios similares ponen en valor la importancia de las políticas de mitigación
de las emisiones de gases invernadero para evitar esta situación. Por su parte,
Robel recuerda que si se toman medidas “para prevenir cambios climáticos
significativos en el futuro, podemos reducir, pero no eliminar el nivel de la
subida del mar que es probable que ocurra”.
Otras investigaciones recientes ya venían alertando sobre las amenazas que
afronta actualmente la Antártida. En los últimos seis años, la tasa de pérdida
de hielo de cinco glaciares estudiados de este continente se ha duplicado y es
cinco veces más rápida que en 1990, según la National Science Foundation (NSF)
de Estados Unidos. Esta fundación también recoge que el deshielo se está
extendiendo desde la costa hasta el interior de la Antártida con una reducción
de más de 100 metros de espesor en algunas zonas.
Igualmente, un estudio realizado la semana pasada encontró que la extensión
del hielo marino alrededor del continente había sufrido una caída precipitada
desde el 2014. Los datos registrados por el satélite mostraron que la Antártida
había perdido en cuatro años tanto hielo marino como el Ártico en 34 años.
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