martes, 8 de enero de 2019

Los peligros de tomar agua del grifo mal conservad


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    Aunque la guardes en la nevera, hay peligro de que desarrolle bacterias nocivas para tu salud.
Parece algo totalmente inofensivo, pones agua del grifo en una botella, la guardas en la nevera (o encima del banco de la cocina, sin refrigerar), y tienes la sensación de que nunca se pondrá mala. Te marchas de vacaciones y ni se te ocurre vaciar las jarras de agua. Dejas un vaso en la mesilla de noche o el escritorio de la oficina y te la bebes al día siguiente. Pero cuidado, porque aunque es simplemente agua, no es eterna.

“El agua del grifo no es estéril, por supuesto .Su conservación depende de varias condiciones. Como datos orientativos, fuera de la nevera no deberíamos tenerla más de un día en verano, y una semana aproximadamente en invierno”, nos explica José Miguel Mulet, doctor en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Valencia.
No deberíamos dejar el agua del grifo más de un día fuera de la nevera en verano ni más de una semana en invierno
El agua del grifo lleva cloro para potabilizarla, un desinfectante que evita el crecimiento microbiológico. “Pero ese cloro se evapora y, cuando se pierde, vuelve a haber riesgo de contaminación con microorganismos”, comenta Lluís Riera, director de la consultora de seguridad alimentaria SAIA.
Uno de los factores de los que depende la conservación del agua del grifo es la calidad del agua de cada zona, y la calidad de la potabilizadora de cada área. “Los análisis de agua se publican, y los consumidores pueden tener acceso a esta información”, apunta Mulet.

El cloro se evapora y vuelve a haber riesgo de contaminación”


LLUÍS RIERA Director de SAIA
Un elemento determinante es la temperatura. El frigorífico hace que la pérdida de cloro (desinfectante) del agua sea lenta y que la reproducción de microorganismos se ralentice también, por eso en la nevera el agua del grifo siempre aguanta más. Según Riera, si va del grifo directamente a la nevera, la puedes mantener hasta 10 o 15 días sin problemas. Pasa lo mismo con el agua mineral, una vez abierta, tiene el mismo plazo de conservación que la de la red pública.

El factor temperatura hace que en verano haya muchas más probabilidades de contaminación del agua -aunque no es habitual-. “Las fuentes de donde se recoge el agua están con un nivel más bajo y se concentran más los microbios. Claro que cuando el agua sale de la potabilizadora no tiene que comportar ningún riesgo, pero las tuberías pueden contaminarse, y en verano es más fácil que esto suceda, aunque no es frecuente”, según Mulet.

Las botellas de plástico en las que compramos el agua en el supermercado no están pensadas para su reutilización, “ya que los químicos del plástico pueden pasar al alimento. Por eso es mejor que guardes el agua del grifo en botellas o jarras de plástico duro o bien de cristal”, dice este experto. Mulet, en cambio, apuesta por el cristal “porque es más fácil de lavar”.
El lavado de jarras, botellas y aireadores de los grifos (donde se acumula la cal, impurezas y microbios), en la salida del agua, es también clave. Los recipientes, según los especialistas en seguridad alimentaria deben lavarse a fondo cada semana, con agua caliente o jabón o incluso para ser más eficientes, en el lavaplatos.
Lo más peligroso son los filtros que se incorporan a recipientes tipo jarras: están pensados para una temperatura ambiente y duran un mes, con humedad constante

JOSÉ MIGUEL MULET doctor en Bioquímica y Biología Molecular por la Universidad de Valencia
“Lo más peligroso son los filtros que se incorporan a recipientes tipo jarras: están pensados para una temperatura ambiente y duran un mes, con humedad constante. En verano, las posibilidades de que se cree un biofilm -bacterias que forman una película- son altas”, alerta Mulet. Por eso siempre es aconsejable seguir las recomendaciones de los fabricantes. “Lo mismo pasa con los filtros de ósmosis instalados en los grifos. Si nos pasamos de tiempo de uso, habrá más posibilidades de contaminación en el agua que cuando no se usan estos filtros, porque se acumulan bacterias”.
Otro consejo de conservación del agua en la nevera es taparla, para evitar la evaporación del cloro y la entrada de olores -ya que como líquido neutro, el agua los absorbe-. Aunque si la vas a consumir rápidamente, dejarla destapada hará que tenga menos sabor a cloro. Eso sí, aunque a veces te asalte la pereza de ir a por un vaso, no bebas de la botella, en ningún caso.
Como curiosidad, ese vaso de la mesilla de noche o del escritorio, mejor bebértelo en un plazo máximo de 12 horas, ya que en el vaso el cloro se evapora y los microorganismos de la habitación o despacho tienen vía libre para entrar en el agua. “Además, como el agua absorbe el CO2 del ambiente, puedes notar un sabor metálico desagradable”, apunta el director de SAIA.
¿Qué te puede pasar si bebes agua contaminada con alguna bacteria? “Podríamos sufrir una gastroenteritis o algún problema intestinal. Aunque es cierto que el agua no es lo más peligroso porque los microbios no crecen fácilmente en ella, ya que no tiene nutrientes. Los alimentos son susceptibles de tener mucha más contaminación”, según Mulet.
La Vanguardia

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