domingo, 29 de abril de 2018

INTERPELACIÓN SOBRE LOS PLANES DE ACTUACIÓN Y LOS CAMBIOS NORMATIVOS PREVISTOS POR EL GOBIERNO PARA PREVENIR Y EVITAR LOS EFECTOS MEDIOAMBIENTALES ADVERSOS DERIVADOS DE LA UTILIZACIÓN DE MATERIALES DE HIGIENE PERSONAL DE USO COMÚN.


           (Núm. exp. 670/000081)
AUTOR: JOSÉ MARÍA CAZALIS EIGUREN (GPV)

                            El señor vicepresidente da lectura al punto 3.2.

 El señor VICEPRESIDENTE (Sanz Alonso): Tiene la palabra el senador Cazalis.

            El señor CAZALIS EIGUREN: Arratsalde on, mahaiburu jauna; arratsalde on, senatari jaun-andreok; arratsalde on, ministra andrea.
 No sé si solo quince minutos van a dar para hablar de toallitas, pero vamos a intentarlo. Señorías, la aparición de nuevos materiales y formatos destinados a la higiene personal ha supuesto un gran avance y una pequeña revolución en los hábitos higiénicos de todos nosotros, revolución que se ha dado, no solo en la higiene personal, como he dicho, sino también en la forma de limpiar y cuidar de manera específica muchos objetos de uso cotidiano. Hoy, en cualquier supermercado podemos encontrar todo tipo de toallitas para la higiene personal de adultos y, por supuesto, para bebés, e incluso para mascotas, pero también toallitas medicalizadas, bronceadoras, para la limpieza de materiales plásticos, para salpicaderos, para cristales, para gafas, para pantallas de ordenador, para cocinas, para baños, e infinidad de cosas más. E incluso para cuestiones que mejor no comentamos desde esta tribuna porque no viene a cuento. El problema es que el 94 % de esos materiales contienen plásticos en su composición, normalmente poliestirenos, viscosa, polipropileno o todas sus combinaciones posibles, lo que los convierte en no biodegradables. Solo algo menos del escaso 6 % restante basa su composición en la celulosa, pero sus fibras normalmente están unidas por un ligante químico, lo que hace que algunos componentes de la toallita tampoco sean biodegradables. Digamos que, en general, se trata de materiales de tipo tejido no tejido, que se obtienen de la compactación de las fibras plásticas o de celulosa mediante calor o por ligantes químicos, sin necesidad de tejer sus fibras.

En cambio, en la actualidad se dispone de un tercer tipo de toallitas, que son las menos comercializadas en el mercado, cuyas fibras de celulosa están estas, sí- trenzadas de forma mecánica. No necesitan ningún otro medio añadido para mantener su estructura de tejido y solo contienen fibras de celulosa, por lo que cumplen con las dos características esenciales, que voy a exponer a continuación, para su destrucción y desaparición sin dejar rastro mecánico ni biológico: la biodegradabilidad y la dispersabilidad.
 Ante todo, es muy importante que todos los materiales que usemos y después tengamos que desechar sean biodegradables -eso es esencial-, esto es, que puedan descomponerse en los elementos químicos que los conforman debido únicamente a la acción de agentes biológicos y a las condiciones ambientales naturales y normales. Y esto debería rezar también para las dichosas toallitas. Pero en el tema que nos ocupa ya he dicho que es importante tener en cuenta otra característica esencial, necesaria en estos materiales: la dispersabilidad. Es decir, los materiales tienen que ser capaces de que las fibras que los componen puedan separarse, desenlazarse y convertirse en unidades más pequeñas y gestionables en un corto espacio de tiempo, para que puedan ser tratadas y después degradadas naturalmente con más facilidad y no provoquen problemas mecánicos. 
 Como ya hemos visto antes, con este tipo de toallitas de tejido no tejido hechas con materiales plásticos no se cumple ninguna de estas dos virtudes. Casi el 100 % de las toallitas comercializadas en la actualidad en el Estado no son biodegradables ni dispersables. Solo ese pequeño porcentaje de toallitas de celulosa tejida cumple con esos dos requisitos, pero, es tan pequeño, que por ahora probablemente no sea significativo. Además, en estos últimos años los usuarios hemos ido asimilando que todas las toallitas son desechables por el inodoro, animados, y casi siempre confundidos, por el propio etiquetado de los productos, que en muchos casos son anunciados como toallitas para sanitarios, toallitas para el WC o, lo que ya es el colmo, como papel higiénico húmedo. Incluso algunas toallitas, que en un principio tenían un formato cuadrado, cambiaron de formato y se hicieron rectangulares y alargadas para parecerse cada vez más a una tira de papel higiénico convencional. Por tanto, es fácil que todos asociemos intuitivamente el papel higiénico húmedo con el papel higiénico convencional. La diferencia es que este, el convencional, al estar formado por fibras de celulosa entrelazadas de forma caótica sí puede deshacerse con facilidad y es biodegradable; y esto, desgraciadamente, todos lo hemos visto en muchos sitios. En cambio, las toallitas de tejido no tejido, no; repito que no son biodegradables ni dispersables.
 La verdad es que nadie se imagina que una toallita que se usa para algo tan delicado como la higiene personal o el culito de un bebé no esté compuesta por materiales de delicadeza y calidad equiparables, por lo menos, al papel higiénico convencional. Nadie se imagina que el 94 % de estas toallitas se fabrica incluso con una mezcla de residuos de plásticos reciclados, no una vez, sino varias. Por eso no es extraño que los usuarios, que normalmente no tenemos la capacidad ni la necesidad de conocer los detalles de la composición de estos materiales, ni mucho menos su comportamiento mecánico−biológico, acabemos depositándolos directamente en el inodoro. Y este es el origen del problema, un problema que, si no se toman medidas drásticas y urgentes, tiene un potencial de crecimiento exponencial acorde con el enorme aumento del uso de estos elementos de higiene personal en el Estado, en Europa y en el resto del mundo.
 Señorías, en 2015, solo en la comunidad autónoma del País Vasco se vertieron 2400 toneladas de toallitas por el inodoro, una pequeña parte de las 7000 toneladas anuales que se comercializan y se ponen en el mercado actualmente en el Estado. Son 7000 toneladas -no pocas-, pero, teniendo en cuenta lo que pesa cada unidad, al final realmente estamos hablando de muchos millones de toneladas circulando por nuestras redes de saneamiento y sistemas de depuración. Ya hemos visto, además, que no se desintegran suficientemente en los primeros momentos de vertido en el inodoro y mantienen su integridad para siempre o, en el mejor de los casos, hasta muchas horas después; por tanto, es previsible que todas aquellas que son vertidas en sistemas sin depurado final acaben directamente intactas en nuestros ríos y mares, algo que ya está ocurriendo. Otras muchas, en cambio, se quedan atascadas, enredadas en los recovecos del alcantarillado, en las estaciones de bombeo o en las propias depuradoras. En cualquiera de los dos casos, las consecuencias son muy preocupantes.
 La Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento valora los sobrecostes de explotación por el aumento de las limpiezas y las operaciones de mantenimiento, bombeos y plantas en 200 millones de euros al año, que no son pocos y que, por aquello de quien contamina paga, salen directamente del bolsillo de los ciudadanos. A esto hay que añadir los graves y costosos problemas que se ocasionan en las acometidas domiciliarias a las comunidades de vecinos o la emisión de olores ofensivos en zonas urbanas, la generación de putrefacción en las redes, etcétera. Y un último problema, aunque no menos importante: ese atasco perpetuo de los sistemas de alcantarillado y bombeo produce alivios por rebosamiento, incluso en momentos de tiempo seco y, por supuesto, ante cualquier aumento del flujo, por lo que estaríamos vertiendo aguas residuales al freático urbano, cuando no directamente al medio natural, con la afectación de flora y fauna que esto supone y las correspondientes responsabilidades ambientales, por supuesto, de los gestores del saneamiento.
 Es cierto que en los tapones no solo se encuentran toallitas, no, se encuentra de todo. En cualquier caso, las toallitas han venido a agravar el problema porque acaban compactando y creando ese monstruo de las cloacas que todos ya conocemos. Según datos facilitados por el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, solo en uno de los bombeos de Bilbao el número de limpiezas ha pasado de dos anuales, en 2009, a una limpieza mensual en la actualidad, multiplicando el gasto por diez. En cuanto al mantenimiento de las propias bombas, ahora debe realizarse tres veces por semana, gastando ocho veces más que en 2009. Y esto, desde luego, acaba siendo un gasto que no se puede soportar.
 Otra vertiente del problema que no podemos obviar es que estamos generando un montón de material que está empapado en productos biológicos, que, al final, en este país van, o a una valorización energética por incineración, con lo cual, por lo menos se recupera algo, o directamente al vertedero; y lo enterramos para no sabemos qué y para no sabemos cuándo.
 Además, estos polímeros termoplásticos, que son altamente absorbentes y se quedan con todo lo que pillan -entre ellos, los contaminantes emergentes, como fármacos, compuestos fluorados, hormonas y drogas, etcétera, que ya de por sí están siendo otro problema-, acaban produciendo los temidos microplásticos, que también van directamente al mar. 
 Por lo tanto, estamos hablando de un problema que tiene muchas vertientes. Primero, la que se refiere al saneamiento. Segundo, el vertido de microplásticos y plásticos directamente al mar. Y después podemos encontrar cualquier otro tipo de derivada, entre ellas, la de la pesca -como nosotros siempre hablamos de pesca, ministra, hoy vamos a hablar de ella-, y es que ya está suponiendo un problema para la pesca de arrastre en el Mediterráneo, por ejemplo. Ese subsector pesquero ya tiene bastantes problemas, y ahora hay que añadirle uno más: las toallitas que se enredan en el enmallado de las redes y que no se pueden quitar, salvo que las redes se dejen secar durante mucho tiempo, lo cual aumenta los costos, hace falta tener más redes, etcétera. Y todo esto, gratis et amore.
 En resumen, señora ministra, estamos ante un sucio problema -suena anecdótico- que realmente es muy grave. Y estamos ante un problema en el que las consecuencias las están pagando y las tienen que afrontar otras administraciones, como la Administración Local, pero que no tienen capacidad ni competencia para poder prevenir que esto suceda. Y eso es lo que nosotros venimos a plantear hoy. Lo planteamos como una interpelación, porque queremos poner el debate sobre la mesa. Podríamos haber presentado una moción, pero las mociones a veces se quedan en un papel perfecto, estupendo y maravilloso dentro de un gran cajón de papeles perfectos, y no salen adelante. Presentaremos la moción consecuencia de interpelación, pero lo que queríamos era suscitar el debate y pedirle, señora ministra, que seamos proactivos en esto, empezar a trabajar, ponernos las pilas. Y, sobre todo, pedirle a usted que sea quien lidere esto en el Gobierno en todo aquello que le compete, que no es poco, y que lo haga...

                            El señor VICEPRESIDENTE (Sanz Alonso): Vaya terminando, señoría.

 El señor CAZALIS EIGUREN: ...a nivel europeo, porque creo realmente que a nivel europeo también hace falta trabajar mucho en este tema.
                            Muchas gracias, señor presidente. 

 El señor VICEPRESIDENTE (Sanz Alonso): Gracias, senador Cazalis.  En nombre del Gobierno, para contestar la interpelación, tiene la palabra la señora ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

                             La señora MINISTRA DE AGRICULTURA Y PESCA, ALIMENTACIÓN Y
MEDIO AMBIENTE (García Tejerina): Muchas gracias, señor presidente. 
 Señor Cazalis, comparto y agradezco su preocupación, y que esta interpelación también sirva para mejorar el conocimiento de los consumidores sobre el uso indebido de todas estas toallitas.
 La utilización de toallitas húmedas de higiene personal, que son consideradas como productos cosméticos por la legislación europea y nacional, es una práctica que se ha introducido en los hábitos de consumo de los ciudadanos. Estos productos son objeto de un exhaustivo control en lo que se refiere a sus efectos para la salud, tal y contempla el Reglamento sobre productos cosméticos de la Unión Europea 1223/2009 y el recientemente aprobado Real Decreto 85/2018, de 23 de febrero, por el que se regulan los cosméticos, que establecen normas complementarias sobre su aplicación. Son productos que no requieren de una autorización previa para su introducción en el mercado, pero la normativa actual hace un llamamiento a los fabricantes para la declaración responsable sobre la información que se hace constar en su etiquetado. Sin embargo, estos productos están generando problemas en su tratamiento como residuos, no solamente en España, sino también en todos los países de nuestro entorno, por el modo incorrecto empleado para su desecho a través de las redes de saneamiento. Esto ha sido inducido por un etiquetado que no ha sido el adecuado, bien por la omisión de indicaciones en cuanto al modo de desechar las toallitas, bien porque se indicaba que era posible deshacerse de ellas por el inodoro, cuando las características físicas del producto no permiten su descomposición. Por tanto, este problema requiere ser abordado desde distintos puntos de vista.
 En primer lugar, nos encontramos, como bien ha dicho su señoría, con un grave problema económico, porque el creciente uso de toallitas húmedas desechables ha generado un considerable aumento de residuos sólidos en los sistemas de alcantarillado y en las estaciones de tratamiento de aguas residuales. Como consecuencia, estos sistemas dejan de cumplir correctamente su función por la acumulación de estos productos en las conducciones, como ocurrió el año pasado en San Sebastián, lo que requiere importantes inversiones económicas para reparar los desperfectos ocasionados. 
 En segundo lugar, los hábitos de eliminación de estas toallitas en los hogares demuestran que es necesario incidir en una información más adecuada en el etiquetado sobre la forma correcta de eliminación de estos productos por parte de los consumidores. Tirarlas al inodoro es el comportamiento más común en algunos países europeos y también en España. Responde a los pictogramas y etiquetas que indican como desechable o biodegradable el producto, cuando no lo es en la mayoría de las ocasiones. Esta información errónea ha llevado a una práctica inadecuada de separación en origen; ello impide que los residuos que se generan puedan ser tratados de manera eficiente y, a su vez, genera los problemas que he señalado y que no fueron previstos de forma adecuada por los fabricantes. 
 Esta cuestión nos lleva, en tercer lugar, a los efectos negativos que tienen estas toallitas en el medioambiente. Los depositarios finales de estas grandes masas de toallitas no degradables son los ecosistemas fluviales y marinos, con los impactos negativos que ello conlleva, como se ha podido comprobar recientemente en el litoral levantino español. 
 El Gobierno es consciente de estas cuestiones, y está actuando. En el ministerio ya estamos adoptando varias medidas. Así, a lo largo de 2017 llevamos a cabo múltiples contactos, tanto con empresas concretas de la distribución, como con sus asociaciones profesionales, para advertir de la inexactitud de lo reflejado en sus envases y del error a que estaban induciendo al consumidor. Aunque el depósito de las toallitas una vez usadas no sea una cuestión recogida de forma explícita en la legislación sobre productos cosméticos, en esta sí se hace un claro llamamiento a la declaración responsable de los fabricantes en cuanto a la información que debe constar en el etiquetado de esos productos de higiene personal. Fruto de estas actuaciones, desde principios de este año los envases que contienen toallitas informan claramente de que deben depositarse en los recipientes de basura doméstica y en ningún caso deben desecharse por el inodoro. Necesitamos, entre todos, seguir concienciando para cumplir estas indicaciones de forma escrupulosa y evitar así los daños al medioambiente. 
 Por otra parte, la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar, del ministerio, ha elaborado los programas de medidas de las estrategias marinas de España. Entre estas medidas hay un conjunto de actuaciones orientadas a la reducción de las basuras marinas. Algunas de estas medidas están relacionadas con la concienciación y sensibilización de los sectores y usuarios del mar y también del público en general. Y en el marco de la sensibilización de estos planes de las estrategias marinas se abordará el problema de las toallitas húmedas. 
 Asimismo, el ministerio, junto con diferentes asociaciones relacionadas con el medioambiente y los residuos, ha participado en la elaboración y difusión del Decálogo ciudadano contra las basuras marinas. Este decálogo pretende concienciar a la gente sobre este problema y ofrecer recomendaciones para reducir la cantidad de restos que llegan a nuestros mares y conseguir, entre todos, unos mares libres de residuos, mostrando el ministerio, en colaboración con el sector privado, el uso debido de estos productos. 
 Pero, además de todo esto, el Gobierno también es consciente de que en las próximas décadas nuestro sistema económico de extraer−producir−usar−tirar dejará de ser sostenible. La economía circular es una necesidad imperiosa y urgente, y una necesidad que se fundamenta en la responsabilidad de mantener la sostenibilidad de nuestros recursos, garantizar nuestra seguridad alimentaria y consolidar la transición a una economía hipocarbónica. Pero la economía circular no es solamente una necesidad; una economía que conserva el valor de sus recursos ofrece oportunidades a las empresas, a los consumidores y a la sociedad en general. Por todo ello, en España tenemos muchos motivos para apostar por el desarrollo de la economía circular. El Gobierno de España, en línea con el resto de nuestros socios europeos y la Comisión Europea, comparte el compromiso de construir un modelo productivo más limpio y sostenible. Este compromiso se concreta en el desarrollo de una estrategia española de economía circular, con algunas medidas ya en marcha y otras nuevas, para la reducción de la generación de residuos, la reutilización de los productos, su reciclado y la valorización de los residuos. En este ámbito serán claves dos iniciativas aprobadas por el Gobierno en los últimos años: el Programa estatal de prevención de residuos 2014−2020 y el Plan estatal marco de gestión de residuos 2016−2022. Con ellas queremos reducir la generación de residuos un 10 % para el año 2022 y separar definitivamente crecimiento económico y generación de estos. En el Programa estatal de prevención de residuos 2014−2020, que acabo de indicar, hemos incluido una línea estratégica de reducción de residuos que focaliza los esfuerzos en los productos de usar y tirar, como las toallitas que nos ocupan. En este sentido, junto con el Ministerio de Sanidad y los fabricantes, impulsaremos campañas de educación y sensibilización para promover el uso de otros productos equivalentes reutilizables con una vida útil más larga y también para promocionar experiencias piloto para sustituir estos productos de corta duración por otros más duraderos. Detrás del reto de la economía circular se esconde una gran oportunidad para nuestro país para ser mejores administradores de nuestro medioambiente sin renunciar a nuestro bienestar, de modo más responsable y sostenible. Porque la economía futura será circular o no será.
 Volviendo al problema de las toallitas, y dado que supera el estricto ámbito de competencias de mi ministerio, estamos trabajando de forma coordinada con otros departamentos, como el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El Centro de Investigación y Control de la Calidad de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, la Aecosan, recibe de forma periódica este tipo de artículos de higiene personal para comprobar si el etiquetado se ajusta al Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo sobre los productos cosméticos. Los diferentes servicios de inspección de las comunidades autónomas envían este tipo de artículos al centro de investigación, que realiza los ensayos microbiológicos oportunos y verifica los ingredientes declarados en la etiqueta. Además, la Aecosan va a poner en marcha campañas de sensibilización para fomentar el consumo responsable, incidiendo en que los ciudadanos pueden optar por adquirir productos que sean más duraderos, evitando los que tienen un solo uso y se convierten enseguida en residuos.
 Por otra parte, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios es competente en el desarrollo de la legislación de los productos cosméticos, como las toallitas impregnadas que se utilizan para la limpieza de la piel, cuya inspección corresponde a las comunidades autónomas. La legislación de cosméticos está enfocada a la protección de la salud. Se incluye el cumplimiento de la correcta información a los consumidores, determinando la información mínima que debe figurar en el etiquetado y en las instrucciones de uso. La legislación no hace obligatorio que se indique en el etiquetado la forma de eliminar el producto, pero quizá sea una cuestión a valorar por la legislación en este sentido, con fines medioambientales. Si esta información indica que se puede desechar a través del inodoro, su responsable tiene que haber demostrado que ese producto es biodegradable. En este sentido, hemos solicitado que en los próximos planes de inspección que el Ministerio de Sanidad elabora con las comunidades autónomas, que son las competentes en la materia, se introduzca el control de la información de los envases de estos productos. De esta forma queremos asegurar que sus características responden fielmente a lo anunciado y los consumidores no reciben una información equivocada que les induzca de forma involuntaria a contribuir a la creación de un problema ambiental. En las actividades de control del mercado las autoridades autonómicas deben comprobar este aspecto, ya que la legislación indica que en el etiquetado o en la publicidad de los cosméticos no se pueden dar informaciones que atribuyan al producto características o propiedades de las que carezcan.
 Termino, señoría. No solo la cooperación interministerial y con otras administraciones públicas, cada una en el ámbito de sus competencias, es imprescindible para solucionar el problema de las toallitas en particular y para la implementación de la economía circular en general. El Gobierno comparte la preocupación por este tema; por tanto, ofrecemos nuestra colaboración para apoyar a las administraciones responsables en cualquier iniciativa que consideren oportuno desarrollar. Cuenten con nosotros. 
                            También es necesaria…

            El señor VICEPRESIDENTE (Sanz Alonso): Vaya terminando, señora ministra.

 La señora MINISTRA DE AGRICULTURA Y PESCA, ALIMENTACIÓN Y MEDIO AMBIENTE (García Tejerina): Voy terminando.
 También es necesaria una constante cooperación y colaboración entre el sector público y el sector privado con el fin de facilitar los flujos de información y buenas prácticas entre los investigadores, las administraciones públicas, el tejido empresarial industrial y los consumidores.

Por ello, es importante el trabajo con agentes sociales y todo tipo de organizaciones y asociaciones comprometidas con el medioambiente, el desarrollo y el crecimiento sostenible, así como con el reciclado y otros pilares sobre los que se sustentan los principios de la economía circular. Cuente, desde luego, con nosotros para trabajar por un futuro más sostenible.
                            Muchas gracias.

 El señor VICEPRESIDENTE (Sanz Alonso): Gracias, señora ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente. 
                            A continuación, tiene la palabra el senador Cazalis. 

 El señor CAZALIS EIGUREN: Señora ministra, siempre le digo señora presidenta, pero no se lo tome a mal, sino todo lo contrario.
 Ya le he dicho que, en este caso, quien tiene la competencia y la obligación de afrontar las consecuencias del problema, no tiene, en cambio, la potestad para diseñar y hacer cumplir las medidas preventivas necesarias para evitarlo. Y, quienes tenemos la obligación de diseñar y poner en marcha estas medidas preventivas, no nos vemos acuciados por las consecuencias del problema ni por el desembolso que supone afrontarlas. Yo estoy convencido de que si estos 200 millones de euros de sobrecoste en las redes tuvieran que salir directamente de los Presupuestos Generales del Estado, usted y yo estaríamos hablando ahora en otra clave.
 Por eso, creemos que es el momento de que nosotros mismos nos pongamos la pelota en nuestro tejado y nos pongamos a trabajar. Estoy de acuerdo con usted en que la mejor manera de hacer las cosas es con  voluntariedad. No tengo ninguna duda. Tenemos que fomentar y aplaudir las iniciativas basadas en esta voluntariedad y en la concienciación de productores y usuarios. Eso sí, pero hay que actuar también creando la normativa adecuada y haciéndola cumplir. Tenemos que apostar por la zanahoria, pero tenemos que ir enseñando el palo, señora ministra, porque, si no, no vamos a ir a ninguna parte. Nadie entendería ahora que se fabricaran vehículos que no tuvieran cinturones de seguridad. Y tampoco entenderíamos que el uso o no del cinturón de seguridad se dejara a la voluntariedad del usuario. Por lo tanto, creo que hemos llegado a un momento en el que tenemos que ser más asertivos, por decirlo de alguna manera, en el que tenemos que actuar fomentando, pero también prohibiendo lo que haya que prohibir o regulando lo que haya que regular.
 La AEAS está desarrollando una UNE para normalizar los criterios de aquellas toallitas que puedan ser vertidas en el inodoro. Pero lo está haciendo sola, porque en Europa intentaron hacer una ISO, también de normalización, y no pudo ser por las presiones de las propias empresas. Y, desde luego, lo que está claro es que si no tenemos criterio de normalización, tampoco podemos saber de qué estamos hablando. Por ello, creo que hay que dar un impulso, que el ministerio tiene que empeñarse en esto para que se haga cuanto antes. Porque dejarlo solo a la voluntariedad nos lleva al punto en el que estamos, señora ministra, a que se cambie el formato de cuadrado a rectangular o alargado, porque el cuadrado genera los atascos en el inodoro y, en cambio, el alargado corre y genera  el atasco más abajo, cauce abajo del saneamiento; o a utilizar los nombres que hemos mencionado antes; o, simplemente, a ocultar los símbolos que dicen que no se pueden tirar al inodoro. A eso es a lo que nos ha llevado la voluntariedad y a eso es a lo que nos lleva no tener una norma clara para poder decir qué es qué, qué es biodegradable, qué es dispensable, qué se puede tirar al inodoro y qué no. Eso es lo que creemos que tenemos que hacer.
 Por tanto, lo que nosotros pedimos –y ya lo haremos también en la moción consecuencia de interpelación− es que se adelante, que se anime, que se apoye y que se trabaje en el tema de la normalización de los criterios...

                            El señor VICEPRESIDENTE (Sanz Alonso): Vaya terminando, señoría.

 El señor CAZALIS EIGUREN: ... y que usted —sí, señor presidente, termino—, o su ministerio, lideren esto en Europa, porque creo que ahora no lo está haciendo nadie. No sé si a alguien le importa o le deja de importar, pero, desde luego, se está haciendo un nuevo plan estratégico para los plásticos, para los microplásticos y para los plásticos de un solo uso. Pero esto, que genera microplásticos, y que es un plástico de uno solo uso, prácticamente en el cien por cien de los casos, no se contempla. Por lo tanto, creemos que hay mucho en lo que trabajar. Nosotros haremos unas propuestas. Esperemos que el Grupo Popular sea receptivo y no nos diga siempre eso de que hay que continuar haciendo, porque si continuamos haciendo, seguiremos gastando 200 millones anuales solamente para alimentar al monstruo de las cloacas.  Gracias, señor presidente. 

 El señor VICEPRESIDENTE (Sanz Alonso): Gracias, senador Cazalis.   En nombre del Gobierno, tiene la palabra la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.

                             La señora MINISTRA DE AGRICULTURA Y PESCA, ALIMENTACIÓN Y
MEDIO AMBIENTE (García Tejerina): Gracias, presidente.
 Solo en una cosa no puedo darle la razón; debo seguir diciendo que hemos de continuar haciendo porque, como le he indicado antes, ya venimos haciendo actuaciones.  Desde luego, la protección y la mejora del  medio ambiente son compromisos fundamentales de este Gobierno, porque trabajamos por el bienestar de la gente, y por ello damos la máxima prioridad a las políticas medioambientales. Y esta es una de las labores más relevantes que tenemos entre manos, porque es una manera de mejorar la calidad de todos los ciudadanos. 
 El Gobierno no entiende el desarrollo económico sin medioambiente, y,  desde luego, el crecimiento verde es la oportunidad para un desarrollo sostenido y sostenible de nuestros recursos.  Así que la protección de nuestro entorno pasa necesariamente por la correcta gestión de los residuos, porque así protegeremos el medioambiente y cuidaremos de la calidad del agua. Esto, como hemos visto, tiene particular importancia cuando hablamos de las toallitas. 
 Es necesario hacer  campañas de sensibilización sobre el riesgo que significa tirar las toallitas al inodoro, con colaboración público-privada; también hay que mejorar el etiquetado para no inducir al consumidor a error e impulsar, como bien ha dicho,  el debate en Europa. Yo me comprometo a abrir este debate, porque, como le he dicho al principio, no es un problema solamente de España; no solo España tiene que trabajar en estandarizar las pruebas de biodegradabilidad y del etiquetado en consecuencia; y me comprometo, por supuesto, a trasladar el debate a las  comunidades autónomas para que todas las administraciones hagamos la parte que nos compete para evitar esta situación. Por tanto, como dije antes, nosotros analizaremos,  propondremos y  seremos absolutamente receptivos con cualquier iniciativa o propuesta para solventar esta situación. 
  He dicho que continuaremos haciendo cosas porque ya las hemos hecho, pero también es cierto que hay que hacer más. No estoy de acuerdo  con lo que ha dicho sobre el coste y la calidad de las aguas; no es una cuestión de dinero. El Gobierno no es responsable de la depuración de las aguas. No obstante, el Gobierno de España va a invertir más de 1200 millones de euros en depuración apoyando a las administraciones competentes, que son las entidades locales y las autonomías; por lo tanto, vamos más allá de nuestras competencias porque nos preocupa la calidad de nuestros ríos. Si vamos a invertir 1200 millones de euros en depuración, apoyando a las administraciones que deberían estar invirtiendo estas cantidades, entenderá su señoría que nos preocupa mucho el mantenimiento de todas estas instalaciones.
                            Muchas gracias. (Aplausos). 

 El señor VICEPRESIDENTE (Sanz Alonso): Muchas gracias, señora ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente.


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