jueves, 10 de agosto de 2017

La Fura declara la guerra del agua. El Periódico 10.08.17

La Fura declara la guerra del agua en 'Le siège de Corinthe'

La versión de Carlus Padrissa de la ópera de Rossini unaugura este jueves el festival de Pesaro dedicado al compositor italiano
Un muro hecho con 2.017 botellas de agua de plástico reciclable, en alusión al año en curso y colocados uno sobre otro, se convierten en el principal obstáculo del cerco de los turcos a la griega Corinto. La fuerza visual de esta simbólica estructura, ideada por Carlus Padrissa, miembro de La Fura, en colaboración con la artista multidisciplinaria Lita Cabellut, pone en el centro del montaje de 'Le siège de Corinthe (El asedio de Corinto)' la lucha por la consecución del líquido elemento, tan valioso como el oro y otras materias que desencadenan la mayoría de los conflictos.
Cabellut ha pintado para la ocasión 10 grandes cuadros y ha elaborado los decorados, el vídeo y el vestuario de este montaje que inaugura este jueves el Rossini Opera Festival de Pésaro (Italia). La desbordante escenografía arropa una historia bélica y de amor del compositor al que está dedicada tan singular muestra belcantista.


Un conflicto que se avecina: "Es la guerra del agua, el conflicto que se avecina en el futuro de la humanidad", proclama Padrissa al hablar del estreno mundial de esta nueva versión de la tragedia lírica. El director escénico destaca la distancia que existe entre los que disponen del agua y los que no tienen acceso a ella, como es el caso de los áridos países africanos y de los que viven conflictos bélicos.

Todos deberían tener las mismas oportunidades de acceder a este bien primordial que supone el derecho a la vida para los que lo poseen y también para los que lo buscan", añade aludiendo al hecho de que es una historia que se repite con el tiempo. "He conocido el asedio de Sarajevo y las circunstancias eran muy parecidas"», subraya al defender el enfoque de un montaje, que tendrá 20 minutos más de duración al haberse añadido páginas inéditas de la partitura. "Todos luchan por conquistar el poder y un espacio donde sobrevivir o resistir, pero la posesión de este líquido es capital", prosigue.
“El agua supone el derecho a la vida para los que la poseen y también para los que la buscan”
Padrissa y Cabellut se han puesto de acuerdo en situar el relato en un marco atemporal dotando a la puesta en escena de visualidad y colores que respondan a los dictados musicales de la obra. El peso del comportamiento ético del hombre en situaciones extremas está presente en la concepción del espectáculo. "No repartir el agua crea un muro tan grande como el que hay entre los contendientes de los que habla el libreto y que sufren casi por igual las consecuencias de la guerra. Al final se quedan todos sin beber" explica Padrissa.
La confección del vestuario de los protagonistas en forma de "piel desmembrada" y un vídeo con el líquido pigmentado a partir de los cromatismos que la música de Gioachino Rossini le sugiere a la artista y que se proyecta sobre una pared de 100 metros son otros atractivos de este montaje inmersivo, ya que la acción se desarrolla entre el escenario y el público. El rojo y el azul son los tonos dominantes del decorado, para diferenciar a los que tienen sed de los que no y a turcos de griegos.

Llamada a la ética: Los cuadros pintados por Cabellut para la producción están relacionados con la narración y se distribuyen durante la función. Situados por encima del público sugieren mensajes que apelan al espectador. Dos lienzos que representan la vida y la muerte caen desde el cielo en el primer acto coincidiendo con el reencuentro de los amantes de la historia, el sultán Mehmet II, quien finalmente logra tomar la ciudad, y la hija del gobernador de Corinto, Palmira, a la que conoció años atrás en Atenas. Ella lo ama y al no poder culminar su sueño por culpa del conflicto se acaba quitando la vida.
Las pinturas se suceden con diferentes significados y una permanente llamada a la ética. El montaje une también a Rossini con lord Byron, que murió en una Grecia en guerra, y del que se recupera un magnífico poema sobre el asedio de Corinto con las frases proyectadas sobre la pantalla y también Oscuridad, otro impactante texto sobre las consecuencias de estos conflictos. Poeta y músico no se conocían, pero tras la muerte del primero Rossini le rindió un homenaje musical.

Roberto Abbado, responsable estable de la muestra desde este año, estará en el podio al frente de la Orquesta Nacional de la RAI y de un gran reparto encabezado por Luca Pisaroni y Nino Machaidze, que encarnan a los protagonistas. El director señala que "esta era una de las obras más queridas de Rossini", ya que escribió tres versiones, la napolitana 'Maometto II', la italiana y la francesa, que es la que se ofrece este año. Para Cabellut, es su primera experiencia en la ópera. "Ha sido brutal. Carlus no es cualquier persona. Es un monstruo del teatro y colaborar con él ha sido una bendita locura. Solo puedo añadir que los locos se reconocen entre ellos, los sabios se entienden y los monstruos te dejan en paz. Esto es lo que, para mí, resume esta experiencia".

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