La Fura declara la guerra del agua en 'Le siège de
Corinthe'
La versión de Carlus Padrissa
de la ópera de Rossini unaugura este jueves el festival de Pesaro dedicado al
compositor italiano
Un muro hecho con 2.017
botellas de agua de plástico reciclable, en alusión al año en curso y colocados
uno sobre otro, se convierten en el principal obstáculo del cerco de los turcos
a la griega Corinto. La fuerza visual de esta simbólica estructura, ideada por
Carlus Padrissa, miembro de La Fura, en colaboración con la artista multidisciplinaria
Lita Cabellut, pone en el centro del montaje de 'Le siège de Corinthe (El
asedio de Corinto)' la lucha por la consecución del líquido elemento, tan
valioso como el oro y otras materias que desencadenan la mayoría de los
conflictos.
Cabellut ha pintado para la
ocasión 10 grandes cuadros y ha elaborado los decorados, el vídeo y el
vestuario de este montaje que inaugura este jueves el Rossini Opera Festival de
Pésaro (Italia). La desbordante escenografía arropa una historia bélica y de
amor del compositor al que está dedicada tan singular muestra belcantista.
Un conflicto que se avecina: "Es
la guerra del agua, el conflicto que se avecina en el futuro de la
humanidad", proclama Padrissa al hablar del estreno mundial de esta nueva
versión de la tragedia lírica. El director escénico destaca la distancia que
existe entre los que disponen del agua y los que no tienen acceso a ella, como
es el caso de los áridos países africanos y de los que viven conflictos
bélicos.
Todos deberían tener las
mismas oportunidades de acceder a este bien primordial que supone el derecho a
la vida para los que lo poseen y también para los que lo buscan", añade
aludiendo al hecho de que es una historia que se repite con el tiempo. "He
conocido el asedio de Sarajevo y las circunstancias eran muy parecidas"»,
subraya al defender el enfoque de un montaje, que tendrá 20 minutos más de
duración al haberse añadido páginas inéditas de la partitura. "Todos
luchan por conquistar el poder y un espacio donde sobrevivir o resistir, pero
la posesión de este líquido es capital", prosigue.
“El agua supone el derecho a
la vida para los que la poseen y también para los que la buscan”
Padrissa y Cabellut se han
puesto de acuerdo en situar el relato en un marco atemporal dotando a la puesta
en escena de visualidad y colores que respondan a los dictados musicales de la
obra. El peso del comportamiento ético del hombre en situaciones extremas está
presente en la concepción del espectáculo. "No repartir el agua crea un
muro tan grande como el que hay entre los contendientes de los que habla el
libreto y que sufren casi por igual las consecuencias de la guerra. Al final se
quedan todos sin beber" explica Padrissa.
La confección del vestuario
de los protagonistas en forma de "piel desmembrada" y un vídeo con el
líquido pigmentado a partir de los cromatismos que la música de Gioachino
Rossini le sugiere a la artista y que se proyecta sobre una pared de 100 metros
son otros atractivos de este montaje inmersivo, ya que la acción se desarrolla
entre el escenario y el público. El rojo y el azul son los tonos dominantes del
decorado, para diferenciar a los que tienen sed de los que no y a turcos de griegos.
Llamada a la ética: Los
cuadros pintados por Cabellut para la producción están relacionados con la
narración y se distribuyen durante la función. Situados por encima del público
sugieren mensajes que apelan al espectador. Dos lienzos que representan la vida
y la muerte caen desde el cielo en el primer acto coincidiendo con el
reencuentro de los amantes de la historia, el sultán Mehmet II, quien
finalmente logra tomar la ciudad, y la hija del gobernador de Corinto, Palmira,
a la que conoció años atrás en Atenas. Ella lo ama y al no poder culminar su
sueño por culpa del conflicto se acaba quitando la vida.
Las pinturas se suceden con
diferentes significados y una permanente llamada a la ética. El montaje une
también a Rossini con lord Byron, que murió en una Grecia en guerra, y del que
se recupera un magnífico poema sobre el asedio de Corinto con las frases
proyectadas sobre la pantalla y también Oscuridad, otro impactante texto sobre
las consecuencias de estos conflictos. Poeta y músico no se conocían, pero tras
la muerte del primero Rossini le rindió un homenaje musical.
Roberto Abbado, responsable
estable de la muestra desde este año, estará en el podio al frente de la
Orquesta Nacional de la RAI y de un gran reparto encabezado por Luca Pisaroni y
Nino Machaidze, que encarnan a los protagonistas. El director señala que
"esta era una de las obras más queridas de Rossini", ya que escribió
tres versiones, la napolitana 'Maometto II', la italiana y la francesa, que es
la que se ofrece este año. Para Cabellut, es su primera experiencia en la
ópera. "Ha sido brutal. Carlus no es cualquier persona. Es un monstruo del
teatro y colaborar con él ha sido una bendita locura. Solo puedo añadir que los
locos se reconocen entre ellos, los sabios se entienden y los monstruos te
dejan en paz. Esto es lo que, para mí, resume esta experiencia".
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