INFORME DE UNICEF
Más de 180 millones
de personas que viven en zonas de conflicto carecen de agua potable. El
Periódico de Catalunya
Varios países de
África y Oriente Próximo son los más afectados por la falta de un recurso vital.
Anna Josa Marrón. Barcelona - Martes, 29/08/2017
El
agua es un arma de guerra. Más de 180 millones de personas que viven en zonas
de conflicto no tienen acceso a agua potable. La cuestión se recrudece cuando
esta emergencia afecta precisamente los lugares donde la guerra golpea más
fuerte. Estamos hablando de Yemen, Siria, Nigeria, Sudán del Sur y Somalia.
"Las personas que viven en contextos delicados tienen cuatro veces más
probabilidades de carecer de agua potable", según un estudio reciente de
UNICEF en conjunto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), difundido con
motivo de la Semana Mundial del Agua.
Naciones
Unidas estima que, de los 484 millones de personas que vivían en "entornos
frágiles" en 2015, unos 183 millones carecían de agua potable. Este
fenómeno facilita la propagación de enfermedades que pueden llegar a ser
mortales, como sucede en Yemen con el actual brote de cólera que ha afectado a
más de 300.000 personas y ha causado 1.700 muertes, según datos del Comité
Internacional de Cruz Roja.
El
caso de Yemen es especialmente traumático. Este conflicto, que empezó en 2014,
enfrenta las fuerzas gubernamentales (con el soporte de Arabia Saudí) y el
grupo insurgente de los hutís (que cuentan con el apoyo de Irán). El saldo de
víctimas de esta guerra olvidada ya suma 15.000 muertos y cinco millones de
personas que se han visto forzadas a dejar sus casas. El acceso al agua aquí es
también una cuestión fundamental. Unos 15 millones de personas "sufren
cortes regulares en el suministro de agua y saneamiento", debido a los
daños provocados por los enfrentamientos bélicos. Además, el 62% de la
población está en alerta por inseguridad alimentaria, según los últimos datos
de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.
Cortes
de agua deliberados
Otro
caso paradigmático de la crisis del agua se encuentra en Siria. Allí la guerra
se ha llevado más de 330.000 vidas humanas; las balas matan también de sed. El
agua se ha usado como un recurso a conveniencia que ha tenido consecuencias
directas en la población civil. "El agua ha sido utilizada frecuentemente
como arma de guerra", ha denunciado UNICEF. Un ejemplo que ilustra esta
dinámica es que "solo en 2017, hubo al menos 30 cortes de agua deliberados
en Damasco, Alepo, Hama, Raqqa y Deraa", ha precisado la ONU. En Siria, 15
millones de personas necesitan "agua segura"; entre ellos se
contabilizan más de seis millones de niños.
Las
guerras en África también matan de sed, y más aún en las zonas de influencia
del terrorismo de Boko Haram. Nigeria es un país azotado por la corrupción y la
pobreza, donde la población vive entre la miseria y el olvido institucional. En
el noreste del país, "el 75% de la infraestructura de agua y saneamiento
ha sido dañada o destruida, dejando a 3,6 millones de personas sin ni siquiera
servicios básicos", apunta el informe. La situación es alarmante y no
parece que se vaya a revertir. A día de hoy, Nigeria es el tercer país con el
impacto terrorista más elevado del mundo y en el que la población civil se
lleva la peor parte. Más de la mitad de las personas fallecidas víctimas de la
violencia –perpetrada mayoritariamente por Boko Haram- son civiles, tal como
recoge un estudio del Instituto para la Paz y la Economía.
Mientras,
en Sudán del Sur, donde los enfrentamientos entre el Gobierno de Salva Kiir y
los rebeldes de Riek Machar duran ya tres años, "casi la mitad de los
puntos de agua de todo el país han sido dañados o completamente
destruidos", ha señalado la agencia de la ONU para la infancia.
Sequía
atroz
También
Somalia está en el punto de mira. La situación de conflicto e inestabilidad
política se ve agravada por una sequía atroz que afecta a más de seis millones
de personas en el país. Las alarmas se han disparado por las enfermedades que
provoca no tener agua potable; el país sufre el peor brote de cólera de los
últimos cinco años. Además, estas amenazas tienen sus raíces en la eterna
guerra abierta desde los años 90. Somalia tampoco se libra del terrorismo y
grupos como Al Shabab siguen segando vidas. Las fuerzas gubernamentales, las
tropas de la Unión Africana y las milicias aliadas "son responsables de
ataques indiscriminados, violencia sexual y arrestos y detenciones
arbitrarias", ha denunciado Human Rights Watch.
Sanjay
Wijesekera, responsable de agua, saneamiento e higiene de UNICEF, ha recordado
que "en los países asolados por la violencia, el desplazamiento, el
conflicto y la inestabilidad, los medios básicos de supervivencia para los
niños –como el agua- deben ser una prioridad".