La calidad del esperma de los occidentales ha bajado a la mitad en 40 años
La densidad y el volumen total de espermatozoides se han reducido en más de un 50%
El semen de los occidentales es peor ahora que hace 40 años, mucho peor. En
dos de las variables que determinan su calidad, concentración de
espermatozoides por mililitro y cantidad total de espermatozoides, las cifras
se han reducido a menos de la mitad. De seguir sin determinar y atajar la
causa, en unas pocas décadas puede haber una epidemia de infertilidad
masculina.
Tras revisar unos 7.500 artículos científicos, un grupo de investigadores
identificó 185 estudios con datos sobre la calidad del esperma.
Los trabajos incluían información de más de 42.000 hombres de 50 países de los
cinco continentes recogida desde 1973. Los trabajos seleccionados ofrecían
cifras sobre la concentración de espermatozoides por mililitro, su densidad, y
también el número total por eyaculación, la cantidad.
Los resultados de esta revisión, publicados en la revista Human Reproduction Update, muestran que la concentración
espermática ha pasado de una media de 99 millones de espermatozoides por
mililitro en 1973 a 47,1 mill/ml en 2011, un declive del 52,4%. Este descenso
se ha producido entre los occidentales: europeos, australianos, neozelandeses y
americanos del norte. El declive no parece estar sucediendo entre africanos,
asiáticos o americanos del sur, aunque la muestra de estudios de estas
poblaciones es sensiblemente menor.
De una media de 99 millones de espermatozoides por mililitro en 1973 se ha
pasado a 47,1 mill/ml en 2011
"Los hombres pueden ser considerados subfértiles con concentraciones
espermáticas inferiores a los 40 mill/ml e infértiles por debajo de los 15
mill/ml", recuerda el doctor Hagai Levine, principal autor del estudio y
responsable del área de salud ambiental de la Escuela de Salud Pública y
Medicina Comunitaria Hadassa Braun de la Universidad Hebrea de
Jerusalén. Pero en la determinacion de la fertilidad masculina intervienen
otros factores, como la motilidad, la morfología o la cantidad total de espermatozoides.
El descenso es aún más marcado en esta otra variable, la cantidad total por
eyaculación. Aquí, los 337,3 millones de espermatozoides por eyaculación de
1973 se han reducido hasta 137,5 millones cuatro décadas más tarde, es decir,
un 59%. De nuevo, el declive sólo se produce entre los occidentales. Además,
podría estar acelerándose: mientras en el periodo total analizado (desde 1973)
la reducción de densidad fue 1.38 mill/ml por año, los estudios con datos desde
1995 muestran un bajada de 2,06 mill/ml anual. De seguir esta tendencia a la
baja, en unas pocas décadas la mayoría de los hombres podrían ser subfértiles o
acercarse al umbral de la fertilidad.
"Hacer predicciones es complicado, y más sobre el futuro",
comenta Levine. "Debemos centrarnos en los evidentes peligros del presente
y afrontar el problema ahora, ya que claramente hay algo que va mal en términos
de salud y fertilidad en una gran proporción de hombres de los países
occidentales. Nuestras acciones determinarán si y cuándo el declive de la
fertilidad humana acaba amenazando la existencia de nuestra especie",
añade.
El profesor del área de medicina preventiva y salud pública de la Universidad de Murcia, Jaime Mendiola, es uno de los autores
de esta investigación. "En España hay pocos estudios, pero también se está
produciendo este declive", asegura. A comienzos de siglo, algunas
investigaciones mostraban que la calidad del esperma de los españoles estaba
por encima de la media europea. Sin embargo, en uno de los últimos trabajos de
Mendiola, con estudiantes del sur de España, las cifras ya se habían
igualado y en apenas una década, la densidad de espermatozoides había bajado en
7 mill/ml.
"Nuestras acciones determinarán si y cuándo el declive de la
fertilidad humana acaba amenazando la existencia de nuestra especie"
HAGAI LEVINE, UNIVERSIDAD HEBREA DE JERUSALÉN
Aunque el estudio no entra en las causas del declive, las diferencias
geográfica dan una pista. "El hecho de que este descenso se evidencie en
los países occidentales sugiere fuertemente que los químicos comercializados
tienen un papel causal en esta tendencia", dice la profesora de Medicina
Ambiental y Salud Pública de la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí, en
Nueva York y coautora del estudio, Shanna H Swan. Investigaciones
anteriores han relacionado el deterioro de la calidad del esperma con diversos factores
medioambientales o de estilo de vida, incluyendo la exposición prenatal a
químicos, y la exposición de los adultos a plaguicidas, la contaminación, el tabaquismo, el estrés o la obesidad.
El director del Instituto de Investigacion Biosanitaria y catedrático de
la Universidad de Granada, Nicolás Olea, es uno de los que más ha investigado
sobre la calidad del esperma en España. Sobre el estudio actual,
sostiene: "Lejos de llamar a la discusión eterna de 'son necesarios más
estudios' que, francamente, no lo son, lo que los autores animan es a
identificar los factores de riesgo, las exposiciones a disruptores endocrinos
entre ellos, y actuar preventivamente, conscientes de que el bien que se
preserva es crítico para la supervivencia".
Según Olea, hemos asistido durante décadas a "una pasividad irritante
en la toma de decisiones preventivas, suponiendo siempre que los problemas inherentes
a los hábitos, modos y exposiciones de nuestra vida moderna iban a
ser solucionados con mas técnica". Y plantea una paradoja: en vez de
disminuir la exposición a contaminantes ambientales como posible causa de la
mala calidad del esperma, "acudimos a una clínica de fertilización".
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