Algunas reflexiones
sobre 40 años en el sector del tratamiento del agua
· Coordinador de
Saneamiento y Relaciones Externas en el Area Metropolitana de Barcelona
· Presidente de
la Comisión V de AEAS para la depuración de las aguas residuales
Del g/L a la ppt
El 01 de julo de 1.977 yo era un crío, provinciano, de Zaragoza, recién llegado a Barcelona y con conocimientos muy escasos del agua. Comencé mi actividad profesional nada menos que, por aquel entonces, en la maravillosa SGAB, los mejores medios y técnicos que podía tener. Mis primeras herramientas unas botas de agua, un plano de la riera de Rubí, un cajón con botellas vacías y una cajita con difenil-carbacida y Cloramina-T para mirar cromo seis y cianuros. Mi primer trabajo: encontrar los desagües en la riera, marcarlos en el mapa ( por entonces no había ninguna EDAR, todo se vertía al río) y comprobar “in situ” si había cromo y cianuro. Fue mi bautizo en el mundo de la inspección.
Ahora que me he vuelto un apasionado de la historia y
su relación con el agua, me veo a mi mismo cuando empecé, como un auténtico aprendiz
del “gremio de la inspección” convertido
a lo largo de los años en un oficial y con la enorme ilusión de llegar a ser un
maestro. Es lo que tiene la historia, el agua es parafraseando a Confucio, “como la conducta del sabio: carece de sabor,
pero a todos complace; carece de color, pero es bella y cautivadora; carece de
forma, pero se adapta con sencillez y orden a las más variadas figuras”.
Han pasado 40 años y
lo que mejor define todo lo que ha sucedido es la segunda parte de título de
este escrito, en el mundo del agua hemos pasado prácticamente del control en
g/L a ppt y en la calidad, exactamente igual, dime que agua quieres y si la pagas,
la tienes. Es decir, de la nada al todo, hablemos de agua potable, de agua
residual o de agua regenerada. Desde entonces todo ha evolucionado tanto y tan
rápidamente que, muchas veces, es muy complicado asumirlo y seguirlo.
Afortunadamente es muy difícil hoy día pasearse por
esta España y no encontrarse con casi todo el alcantarillado conectado a
grandes sistemas de depuración con enormes EDAR, con una alta tecnología
implantada y que define muy bien la calidad y el saber que del agua
tienen nuestros técnicos. Hemos pasado, como decía antes, de la nada al casi
todo.
Recuerdo que cuando empecé, solamente Barcelona
y a través de una empresa privada, se controlaba la contaminación en origen, se
trabajaba con una Ley de Aguas de 1.879 (no es hasta 1.985 que se cambia
la Ley) y ello porque tenía una influencia directa en el río Llobregat y por lo
tanto en el abastecimiento en la ciudad. De saneamiento ni hablamos.
Posteriormente y desde el año 85 del siglo pasado se ha ido legislando, “quizás en exceso”,
fundamentalmente debido a nuestro ingreso en la UE, de tal forma que no
encontraremos autonomía, municipio, región, mancomunidad, etc., que no disponga
de su propia legislación tanto en abastecimiento como en saneamiento, con sus
redes, sus EDAR, sus laboratorios y sus servicios de inspección y control de la
calidad.
Las industrias y los usuarios domésticos también han
cambiado, la contaminación por vertidos industriales ha ido descendiendo ya que
la industria mayoritariamente ha incorporado sistemas de tratamiento de sus
vertidos, modificando procesos y eliminando materias primas
contaminantes. Se está logrando, gracias a un eficiente (pero mejorable)
control de la contaminación en origen, encontrar un punto de inflexión en
donde la industria puede verter y el gestor de la EDAR está en disposición
de depurar.
Por otro lado, los usuarios domésticos han
evolucionado en sus costumbres, consumen bastante menos agua pero, sin embargo,
la concentración no ha variado y esto tiene una consecuencia directa e
importante en el agua que llega a nuestras depuradoras: más carga para unas
EDAR que fueron diseñadas y construidas para trabajar con unos parámetros
estándar de diseño diferentes y que por lo tanto no pueden rendir en los %
adecuados. Sin hablar de otro problema añadido y muy de moda en la actualidad,
cual es la aparición de los nuevos contaminantes emergentes de procedencia
difusa y muy ligados a los vertidos domésticos: detergentes, cosméticos,
fármacos, drogas, etc.
Hablemos ahora un poco del aprovechamiento de los
recursos. Hasta la década del 2.000, tan solo hace 16 años, bastante hacíamos
con depurar y acondicionar tanto el agua como el fango. En la actualidad, hemos
dado un giro de 180º y ahora solo se habla de economía, de rentabilidad
(economía circular). Regenerar y reutilizar el agua, transformar el fango en
residuo reutilizable, generar energía para el autoconsumo e incluso su
venta, podríamos decir que de plantas depuradoras hemos pasado a ser centros de
producción en donde el residuo de las ciudades pasa a convertirse en verdaderas
materias primas capaces de producir beneficios, tanto económicos como
sociales.
Y qué decir de las nuevas tecnologías, en que hemos
pasado de válvulas de cierre manual a ordenadores que lo mueven y lo controlan
todo, de cinco turnos a tres, de la importancia del pliego a la importancia del
software. Control “on-line”,
inspección “on-line”,
de los cuadernos de control a los archivos en discos duros, de los planos y
delineantes al autocad, de las valoraciones con bureta a auténticos cerebros
electrónicos que son capaces de analizarte la tabla periódica en un segundo.
Inconvenientes sí, reducción de personal; ventajas muchas, rapidez, seguridad,
rentabilidad a todos los niveles.
No quiero acabar este repaso de mis 40 años de
profesión sin comentar algo que esta últimamente muy de moda y que me preocupa
muchísimo. El modelo de gestión del agua. Después de haber trabajado 11
años en la empresa privada y 28 en la pública, creo que conozco bastante bien
los dos modelos y los dos pueden ser buenos.
Se está hablando mucho de cuál es el mejor, si el
público o el privado y sin intención de definirme creo que se obvia absolutamente
lo más importante, el agua es un bien escaso, mal repartido y a veces mal
gestionado. Sin embargo su calidad está ligada a la técnica.
Lo importante, repito, es su calidad, que lo que se
tenga que hacer esté bien hecho y, sobre todo social y económicamente rentable
para el usuario, es decir, el ciudadano. Quién lo haga, no es lo más relevante,
lo importante es que se haga y que esté bien hecho a su verdadero precio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario