· ( Angel Simón, presidente de
Fundación Aquae, reflexiona en su artículo "Agua para un
futuro sostenible" (Water Monographies 3) sobre el papel del agua en
el desarrollo sostenible, el paradigma que necesariamente “definirá la nueva
era de la humanidad”)
El agua puede suponer un serio desafío”, señala Ángel Simón, “pero, si es gestionada de
manera eficiente y equitativa, puede desempeñar un papel facilitador
clave en el fortalecimiento de la resiliencia de los sistemas sociales,
económicos y ambientales”. El presidente de Fundación Aquae destaca en este artículo
-publicado en el tercer número del Water Monographies- el importante papel
del conocimiento y la disrupción tecnológica para dar un gran salto adelante en
la resolución de los problemas planteados. Todo un reto para gobiernos, empresas,
profesionales y académicos. Entre las propuestas que recomienda impulsar,
plantea:
· Un obligado comportamiento por
parte de las empresas, que incorpore un nuevo círculo virtuoso basado en la economía verde y
la reutilización de
los residuos.
·
Reflejar todos los costes
ambientales y humanos de las decisiones económicas y establecer
señales, alertas y criterios que dejen claras las consecuencias y los
costes.
·
Eliminar progresivamente las
subvenciones a los combustibles fósiles y encontrar nuevas fórmulas de medir el
desarrollo más allá del PIB.
· Impulsar principios comunes para
que los países en vías de desarrollo apliquen políticas de crecimiento bajas en
emisiones carbono y reducir la de los países desarrollados.
Se espera que hacia 2050 la demanda
de agua aumente un 55%
En su artículo, Ángel Simón destaca que “los ciudadanos son los
accionistas del bien común, en particular del agua”, recurso central del
desarrollo sostenible pero también elemento crucial para la adaptación al cambio
climático, ya que es vínculo entre el sistema climático, la sociedad
humana y el medio ambiente. Asimismo, pone el acento en los avances
científicos, que ya permiten que se pueda predecir sequías, anunciar inundaciones,
proteger el agua potable y mejorar cosechas. Ilustra estos avances con la
reciente crisis hídrica del Estado de California, que es hoy laboratorio de
proyectos de teledetección, donde un equipo de la NASA sobrevuela
el Parque Nacional de Yosemite para medir las acumulaciones de nieve que nutren
el embalse del principal proveedor de agua de San Francisco.
También ofrece datos para la reflexión. Uno de ellos, impactante: los
acuíferos, fuente de suministro de al menos un tercio del agua que consume la
Humanidad, se están agotando; la mitad de ellos se vacían más deprisa de lo que
se recargan, sobre todo en la península arábiga, India, Pakistán y
norte de África. Otro dato de relieve, altamente prioritario: se espera
que hacia 2050 la demanda de agua aumente un 55%, lo que significa que su
gestión será estratégica. “En la mayoría de zonas del mundo”, destaca Angel
Simón “el problema no es la falta de agua dulce potable sino, más bien, la mala
gestión y distribución de los recursos hídricos disponibles. Es aquí donde
la transferencia de conocimiento aparece como la vía más eficaz de cooperación”.
Por otro lado, además de los retos que se plantean con el exponencial
incremento de consumo de agua, energía y alimento para 2050 -como se expone en
profundidad en el artículo-, Ángel Simón introduce una delicada cuestión
relacionada con la seguridad de los países. “Un viaje por los últimos
conflictos que han sacudido el mundo”, señala, “permite ver la conexión
existente con el cambio climático y su efecto sobre la disponibilidad de agua”
y destaca las consecuencias de las sequías recurrentes en Darfour, la sequía que asoló Siria entre
2007 y 2011, la más importante jamás registrada, las largas sequías enSomalia y Sahel
o las probables consecuencias de las modificaciones en los glaciares del
Himalaya que alimentan el río Mekong, uno de los ríos más largos del mundo.
Otra cuestión clave presente en este artículo dedicado al desarrollo
sostenible es la gestión ambiental de las zonas urbanas, que hoy ya son
responsables de aproximadamente el 76% de las emisiones de CO2 y
muchas de ellas son vulnerables a inundaciones y altas temperaturas. Motivo por
el cual, señala Ángel Simón, los responsables locales tendrían que avanzar
posiciones en el cambio climático y el nuevo paradigma del desarrollo
sostenible con vistas a reducir la contaminación, mejorar la gestión de
las infraestructuras y
su mantenimiento e instaurar un modelo de economía circular para la
reutilización permanente de los residuos. “La gestión sostenible del
agua”, advierte, “es una de las asignaturas pendientes de muchas
ciudades. No sólo en los países emergentes o en vías de desarrollo sino también
en nuestro acomodado mundo occidental. Por eso, es preciso realizar un esfuerzo
para que la innovación,
el talento y el conocimiento faciliten la posibilidad de desarrollar y utilizar
nuevas tecnologías para obtener el máximo aprovechamiento de cada gota de agua
en el canal de abastecimiento y
distribución, así como para conseguir su mejor reutilización”.
Finalmente, hace un llamamiento a “las empresas que
participamos en la gestión del agua” donde “ese compromiso, no es una
opción, sino el punto de partida que legitima para estar en la primera línea de
la construcción del futuro de la humanidad. De un futuro sostenible”.
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