Un manual de buenas prácticas es una herramienta
imprescindible para la correcta reutilización de las aguas regeneradas, que
debería asegurar:
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Una denominación común de los pasos y calidades
de las aguas implicadas en la práctica para no dar origen a errores básicos.
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Que las aguas regeneradas se utilicen con un
riesgo mínimo o un riesgo aceptable tanto desde el punto de vista sanitario
como ambiental.
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Que el usuario final sea capaz de llevar a
buen fin la reutilización sin dudas y sin consecuencias legales negativas.
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Que se limiten al mínimo los impactos
ambientales negativos y se potencien los positivos de la reutilización.