martes, 11 de febrero de 2014

Los oficios del agua: "las lavanderas"

Lavanderas.-
Aunque ya a principios del siglo XIX, se idearon las primeras lavadoras de manivela (la ropa se metía en una caja de madera con agua y se hacía girar con una manivela), eran pocas por no decir casi ninguna, las familias que disponían de ellas.
A orillas de la corriente, arrodilladas sobre una piedra o madera, se daban en primer lugar a la tarea de enjabonar la ropa, golpearla con un mazo sobre la piedra y frotarla con ceniza para quitarle la mayor suciedad posible


Han existido hasta mediados del siglo XX. Durante muchos siglos hicieron de las riberas de los ríos su lugar de trabajo colectivo. Para algunas, este fue el único medio de vida. Para otras, una manera de ayudar a la economía familiar. Este oficio empleó a muchas que lo necesitaban o a otras que no tenían otra alternativa de aproximación al agua.
La ausencia de agua corriente en muchas viviendas hacía este oficio indispensable.


Las lavanderas de Goya


Años y años de estar arrodilladas en la tajuela, restregando contra el lavadero o la piedra plana  la ropa enjabonada: La mayoría tenía encorvada la espina dorsal, muchas padecían varices y reúma y el riesgo real de contraer otras enfermedades como el paludismo. Agua helada en invierno y un calor de justicia en verano


Lavanderas Madrid principios siglo XX

En Galicia y hasta hace bien poco, las lavanderas, en los meses de invierno, solían lavar las tripas de la matanza de los cerdos en los ríos. Práctica que se ha perdido debido a que se ha prohibido esta actividad

Relato de la Asociación de Amigos de Muro en Cameros: La Fuentezuela fue un lavadero cubierto al que las mujeres de Muro bajaban a lavar la ropa y las tripas de la matanza puesto que decían que salía el agua templada y no dañaba tanto las manos. Su construcción se remonta al año 1733”

Las lavanderas del río
Allí en ese campestre ambiente donde la paz en el alma pernocta, 
verás mujeres muy sonrientes que van río a lavar su ropa.
Y aprovechando la luz solar sobre las piedras calientes ponen la ropa a secar como el común de la gente.
Las manos de las lavanderas son manos duras y trabajadoras a orillas del río mojan sus penas y a veces, cantan  si se  enamoran.
Mientras tanto, el río canta, alegre entre las piedras; y las lavanderas, lava que lava entre sueños y quimeras.


Otra actividad que realizaban las lavanderas el lavado de la lana recién esquilada y que posteriormente sería utilizada para prendas y colchones



Asociación de mujeres "Cuato de la Riera", Tineo
Mujeres lavando la lana en Noguera de Albarracín

              
Bien entrada la primavera, se esquilaban las ovejas y se podía comprar a los pastores la lana que se medía por talegas. Las mujeres se encargaban de lavarla, secarla y “esmotarla” para que se pudiera utilizar, y poco más o menos se hacía así: primero se calentaba agua y se la añadía un poco de jabón y/o ceniza, se ponía la lana en un barreño o en un cofio y se escaldaba con el agua caliente, se le daba unos buenos meneos y se dejaba toda la noche y al día siguiente había que ir al río o la acequia para lavarla. Después se iba tendiendo sobre las estepas hasta que se secara y una vez seca se iba pendiendo en unas cestas de mimbre y luego había que esmotarla, es decir limpiarla de todas las motas que tenía y al mismo tiempo ahuecarla.



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